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Capítulo 4º

4.1/ Tendencias en el seno del anarco-comunismo

En 1890 la penetración del anarco-comunismo en nuestro país estaba prácticamente asegurada. Sin embargo sus manifestaciones no seguirían una única línea. Dos serían las principales corrientes: la insurreccionalista y la individualista.

La Revolución Social inicia la serie de periódicos anarco-comunistas redactados por refugiados políticos [653]. Apareció [654] en un momento de transición entre el período organizativo de la «poderosa y legalista» FTRE y la búsqueda de nuevas fórmulas organizativas que desembocó en los atentados de la década siguiente. Da la impresión de un cierto aislamiento provocado por la falta de coordinación en el interior del país. Su propaganda se dirigió principalmente a sentar las bases de la revolución social y a consolidar las relaciones internacionales con grupos anarco-comunistas revolucionarios. Su conexión con los grupos de Niza y especialmente con su órgano L’Associazione fue en todo momento muy estrecha [655].

La falta de apoyo (consecuencia, quizá, del aislamiento al que más arriba aludíamos) fue causa de que tuviera que suspender por razones económicas. De lo cual deben dejar constancia amargamente: «Abrigábamos, con todo, la esperanza de que no cesaríamos por falta de recursos… [656]». No sin antes declarar su decidida voluntad de continuar la propaganda por otros medios: «Pasemos, pues, a los hechos, ya que otra cosa no nos resta… [657]»

De un cariz muy diferente serían dos publicaciones sucesivas cronológicamente. La primera de ellas fue El Revolucionario. Aunque en la administración figuraba Suñé, la redacción estaba a cargo de un extranjero [658]. Arbeloa [659] afirma que tiene muchas faltas de ortografía y efectivamente así es. Pero tiene además frases ininteligibles, cuyas estructuras no responden a la construcción gramatical del castellano.

Desapareció apenas publicados dos números, apareciendo casi inmediatamente El Porvenir Anarquista [660].

Hay en esta, sin embargo, una diferencia esencial con respecto a su antecesora. Su lenguaje es de un radicalismo exacerbado y de tono tan violento que parece que las letras vayan a estallarte en la cara [661].

Se había iniciado en España la introducción del individualismo anarquista, bastante extendido en el país vecino y también en Italia. En este último país quizá la figura más representativa sea Luigi Galleani [662].

Paolo Schichi, anarquista siciliano - de vida agitada y controvertida [663]. Del anarcocolectivismo el periódico opinaba que era «una concepción de idiotas adormecidos sin forma ni nariz; un absurdo económico, político y sociológico; una excrescencia morbosa en el cuerpo sano de la anarquía. [665]»

Los sucesos de Jerez con su secuela de ajusticiados fue quizá la causa de la colocación de una bomba en la Plaza Real de Barcelona que costó un muerto [666]. Esto sirvió de justificación para que la policía iniciara una redada de anarquistas. Entre otros fue encarcelada la redacción de El Porvenir Anarquista en pleno. Fueron brutalmente torturados [667].

Se fundaron otras revistas por iniciativa o con participación destacada de emigrados políticos: La Cuestión Social y La Controversia, ambas de Valencia [668]. Octavio Jahn figuró en el cuerpo de redacción de las dos publicaciones [669].


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[653Más propiamente el primero sería La Solidarité Revolutionnaire. Pero nosotros nos referimos a la época que se abre con la introducción del anarco-comunismo en España

[654Su director fue el anarquista italiano Serantoni. El primer número data del 8 de septiembre de 1889, dos meses después de que cesara en sus publicaciones Tierra y Libertad

[655En el n.2 (29 sep. 1889), 2-3, reproducen el manifiesto de este grupo de Niza y en el n.3 (12 oct.), 1-2, el artículo programa de su órgano. Para detalles sobre este periódico - dirigido por Errico Malatesta - véase Bettini, Leonardo, Bibliografia dell’anarchismo, Firenze, 1976, tomo 2, pag. 97. Además dieron cumplida cuenta desde el primer número del Congreso anarquista de París

[656n.7 (20 ene. 1890), 1

[657Ibid.

[658Es muy probable que fuera alguien expulsado de Suiza; quizá Paolo Schichi (llegado por esa época a Barcelona), quien figura ya de forma manifiesta en la publicación sucesiva. Apareció su primer número el 10 de septiembre de 1891

[659«La prensa obrera…», Revista de Trabajo (Madrid), n.30 citado, pag. 178

[660Su primer número es del 15 de noviembre. Su cuerpo de redacción estaba formado por franceses, italianos y españoles y se escribía en las tres lenguas. Entre los primeros destacaba Paul Bernard; entre los segundos Paolo Schichi. Los tres grupos reunidos decidieron la suspensión de El Revolucionario y su sustitución por esta otra publicación, apoyéndose en el hecho de que se habían creado nuevos grupos de diferentes lenguas: «A cuyo fin aparece El Porvenir Anarquista, redactado en los tres idiomas latinos más importantes, en vez de El Revolucionario, que ha cesado en su publicación desde el número 2», El P.A., (Barcelona), n.1 (15 nov. 1891), 1

[661El Combate (Bilbao), n.2 (28 nov. 1891), 3, le critica su lenguaje, a pesar de ponerse a su lado. Los grupos de Valladolid también criticaron su posición intransigente, vid. «Objeciones», El P.A., (Barcelona), n.2 (20 dic. 1891), 2

[662Exiliado político en América, fundó en Barre, Vermont, en 1903, el periódico La Cronaca Sovversiva que tuvo una gran influencia entre los anarquistas italo-americanos

[663Véase la emotiva biografía que le dedica uno de sus más fervientes partidarios y admiradores, Renato Souvarine (Renato Siglich), Vita eroica…, op. cit.] - era ya por aquellos años, enemigo personal de Errico Mala testa. Coincidieron en Barcelona a finales de 1891, lo cual fue aprovechado por aquél para criticarlo duramente desde las columnas de su periódico. Se le reprochaba, sobre todo, su ambigüedad, ya que se habían entablado negociaciones entre los anarco-colectivistas y anarco-comunistas del llano de Barcelona para llevar a cabo una campaña de propaganda por todo el país. Mala testa fue el principal aglutinador de ambas tendencias[[<664>Enrrico Malatesta arribó a Barcelona a principios de noviembre de 1891, al parecer con el propósito de agrupar el disperso movimiento anarquista español, haciendo de intermediario entre anarco-colectivistas y anarco-comunistas. Frecuentaba el Círculo de Gracia, donde se celebraron varias reuniones entre aquellos. Paolo Schichi había fijado su residencia en Gracia, calle de la Culebra, 5, 1º, 2ª. Partidario Malatesta de la via insurreccionalista. Su campaña de propaganda por Andalucía en compañía de Pedro Esteve parece que tuvo alguna influencia en el levantamiento campesino de Jerez de 1892. En un entrefilete del periódico leemos: «Tartarin di… minatesta sara inviato dai collectivisti attraverso la Spagna per predicarvi l’evangelo dell’organizzazione.», n.1 (15 nov. 1891), 1

[665«El Colectivismo anarquico» (I), El P.A. (Barcelona), n.1 citado, pag. 2. Aunque el artículo no lleva firma, el estilo es inconfundiblemente de Paolo Schichi

[666Rafael Nuñez, El Terrorismo anarquista, op. cit., 46

[667Naturalmente el periódico fue suspendido. La novia del francés Bernard, también encarcelada, fue violada y salvajemente torturada hasta la muerte. Paolo Schichi salió en libertad gracias al dinero que le prestó la familia de su novia que habitaba en Gracia. Juró vengarse de las torturas y de la muerte de la novia de su compañero y amigo. Atentó de forma testimonial contra el consulado español en Génova, reservándose para más adelante atentar contra la embajada de Roma, pero fue arrestado en Pisa, Souvarine, Vita eroica…, op. cit., pags. 28-29

[668La Cuestión Social se publicó en mayo de 1892 (tres números). La Controversia, se publicó entre junio y octubre de 1893 (cinco números)

[669Orador ferviente, militó en Verviers entre los mineros belgas. Fue condenado en Mons a dos años y medio de prisión. El proceso fue notorio por la valiente actitud de Jahn que solo tenía 18 años. En 1889 se encontraba ya en España. Cfr. Nettlau, La Première…, op. cit., 503, nota 10, quien añade: «Par lui a dû entrer dans le milieu de Gracia un propagandiste fervent du communisme libertaire…»