«La Semana Trágica» y el fracaso revolucionario de Cataluña, provocó una dura represión sobre el movimiento libertario. La mayoría de anarquistas españoles estaban huyendo del presidio, desterrados o presos.
Sólo un número bastante reducido quedó en pié y ante tan desastrosa situación comenzó la publicación de un periódico en Madrid, El Libertario - editado por el grupo del mismo nombre. En su primer número [1005] hicieron público un manifiesto en el que después de señalar las circunstancias por las que atravesaban hacían un llamamiento a la ayuda internacional. En esta ayuda incluían a socialistas y republicanos, algunos de ellos en las mismas condiciones que los anarquistas.
Entre diciembre de 1909 y enero del año siguiente, el periódico sufrió un considerable retraso. Varias eran las causas del mismo: El primer número había sido denunciado [1006], además la correspondencia era violada, sufría considerables retrasos o desaparecía. Ante estas dificultades en llevar adelante la propaganda el grupo «El Libertario» - editor del periódico - proponía lo siguiente:
Que en aquellos puntos en los que exista más de un anarquista se forme un grupo; donde el número sea importante se formen varios; que no quede ni un solo anarquista sin formar grupo, que éstos no sean muy numerosos para evitar las discrepancias y llevar adelante la labor mucho mejor. Federarse, es decir, relacionarse entre sí para marchar de común acuerdo [1007]. Los grupos anarquistas comenzaban a organizarse [1008].
Esta iniciativa de una organización surgió de la experiencia de «La Semana Trágica», porque de haber existido aquella «no hubiéramos llegado a las divisiones entre nosotros (…) y acaso hubiéramos evitado el fracaso de Cataluña, o cuando menos sacado más provecho. [1009]»
En ese momento se publicaban los órganos anarquistas Al Paso de Sevilla; Tribuna Libre de Gijón; Luz y Vida de Oviedo y se pretendía hacer reaparecer Tierra y Libertad [1010].
Se creó un comité organizador de la Federación anarquista española de grupos e individuos, cuyo secretario interino fue Vindobona Gothia [1011]. El periódico dejó de publicarse [1012] y la iniciativa murió con él. Sin embargo es interesante constatar que ya se había abierto el camino que conduciría a la organización anarquista. Los grupos se irían coordinando en sus respectivas localidades y progresivamente por provincias y regiones, hasta desembocar en la Federación Nacional de Grupos Anarquistas.
No faltaron otras iniciativas - igualmente frustradas - tendentes a estructurar el movimiento anarquista. El grupo ácrata cordobés «Desconocidos de los tiranos», de común acuerdo con otros de la misma ciudad propusieron la celebración de un congreso nacional para el 1º de enero de 1911, clandestino o legal, con el fin de orientar la propaganda [1013]. El fracaso de todas estas iniciativas respondía seguramente a la ausencia de un punto de referencia perfectamente identificable y reconocido por todos, sumado naturalmente a causas estructurales profundas que habían configurado el movimiento anarquista español como el resultado de múltiples y variadas iniciativas de pequeños grupos que se encuentran en la lucha, pero que no sienten la necesidad de mantener permanentemente esos encuentros en una organización estructurada. Esto iría cambiando de modo imperceptible en esta segunda década del siglo, acelerándose en los últimos años de la misma y principios de la siguiente.
El 24 de diciembre de 1910 inició sus publicaciones, en Barcelona, la cuarta época de Tierra y Libertad. En esta ocasión su continuidad será bastante dilatada [1014], prolongándose hasta 1919. Esto le permitió contribuir a la consolidación de la organización anarquista por grupos, al tiempo que esta progresiva consolidación de la estructura anarquista permitía la extensión de la propaganda a través de los periódicos.
«De vuelta de la cárcel y del destierro, venimos otra vez a ofrecer a la anarquía el homenaje de nuestra actividad y de nuestro entusiasmo. [1015]»
En su reaparición, este periódico se puso decididamente del lado del sindicalismo, ya que por lo que hacía referencia a la Revolución, «se concede más trascendencia social en buena lógica a un sencillo obrero sindicalista que al más teatral tribuno… [1016]»
Escasamente un año después de su vuelta al estadio de la prensa, el éxito alcanzado por el semanario hizo que se concibieran ideas de mejoras, entre las cuales figuraba la de aumentar su frecuencia a bisemanal, al tiempo que se aumentaba su tamaño. Sin embargo, Acracio Progreso consideró que se estaba en condiciones de transformarlo en diario. Aludiendo a su anterior etapa diaria con 24 000 suscriptores, señalaba varias acciones a realizar, como el boicot a los establecimientos que no adquiriesen el cotidiano o su venta a gritos por las calles [1017].
Tomás Herreros - director del periódico en esos momentos, después del procesamiento a José Grau y su posterior huida a Francia - apoyó enseguida la idea, afirmando que sus 10 000 lectores se ampliarían a tenor de la precisión de los trabajadores por mantenerse informados, necesidad que hoy cubren con la prensa burguesa. Proponía además que se discutiera durante los meses de mayo y junio y que de estar conformes empezara la etapa diaria el 1º de enero del año siguiente, suspendiendo de momento las reformas que se tenían proyectadas [1018].
En septiembre el propio semanario difundía la noticia de que se habían empezado las tareas para llevar adelante el proyecto [1019].
La huelga general de ese mismo mes por un lado, el encarcelamiento del director y administrador del periódico por otro y la suspensión de casi dos meses que sufrió como consecuencia de aquella, impidieron que el proyecto del diario fuera llevado a la práctica [1020].
En estos primeros años, la campaña más importante que emprendió fue la de propagar noticias sobre el desarrollo de la revolución mexicana, defendiendo a ultranza el carácter libertario de la misma, representado por el Partido Liberal Mexicano que lideraba Ricardo Flores Magón.
Desde la inserción de editoriales en los que se glosaba la lucha revolucionaria contra Porfirio Diaz y la labor de los libertarios en ella con alusión a Práxedes G. Guerrero caído tempranamente en ella [1021], hasta la inclusión de numerosos escritos del propio Flores Magón u otros tomados del periódico Regeneración, órgano de expresión del Partido [1022], la información y la propaganda fueron constantes.
No estuvo solo Tierra y Libertad en esta labor de ayuda a los revolucionarios mexicanos. Toda la prensa anarquista y anarco-sindicalista se hizo eco de la misma. Del mismo modo todo el movimiento anarquista español contribuyó con sus aportaciones a las suscripciones abiertas por este semanario y por Solidaridad Obrera para sufragar los gastos de la lucha [1023].
Los entusiasmos del periódico por aquella revolución crecieron a medida que aumentaban las noticias sobre la misma [1024], no dudando un solo momento en defenderla cuando entre los anarquistas comenzaron a surgir dudas sobre su carácter [1025]. Estos movimientos solidarios con los revolucionarios mejicanos culminaron con la constitución en Sabadell, en 1914, por iniciativa de Pascual Real, Mariano Guardiola, Juan Simeón, Alfredo Martínez y Joaquín Struch, de la agencia «Regeneración», al objeto de difundir en España el periódico del mismo nombre, el cual simbolizaba la expresión máxima de las aspiraciones de la revolución mexicana [1026].
Al año siguiente se fundó en la misma ciudad el periódico Reivindicación para defender la «Revolución expropiadora de Méjico» [1027]. Sin embargo, las especiales condiciones económico-sociales que se abrieron en nuestro país con el estallido de la 1ª guerra mundial, condenaron al fracaso estas iniciativas. Tanto la agencia como el periódico padecieron graves dificultades económicas [1028], que les impidieron cubrir sus objetivos. Reivindicación desapareció en octubre de 1915, pero reapareció nuevamente en Sabadell en enero del año siguiente, en la confianza absoluta de que se iba a «dedicar más atención que hasta aquí a la Gran Revolución que desde cinco años conmueve y transforma el suelo rico en Méjico» [1029]. No obstante, poco más de un mes después desaparecía definitivamente.
Progresivamente Tierra y Libertad fue asumiendo el papel de depositario de la «ortodoxia» anarquista [1030]. El incondicional apoyo que recibía de todos los sectores libertarios españoles le permitieron sentar las bases para un desarrollo de la organización anarquista. Como punto de referencia obligado, fue la plataforma de apoyo y estímulo en la creación de diferentes federaciones anarquistas regionales, a las que prestó en todo momento una exhaustiva cobertura informativa.
Desde esta privilegiada posición, enarboló la bandera del internacionalismo, frente al intervencionismo de algunos anarquistas que se pusieron al lado de las potencias aliadas en la gran guerra, lo que de inmediato fue considerado por el periódico, «peligrosa desviación» [1031]. Pronto el movimiento anarquista internacional se dividió en dos bandos irreconciliables, esgrimiendo cada uno de ellos sus argumentos en defensa de sus posiciones. La lógica de los anarquistas intervencionistas les llevó a suscribir en febrero de 1916, un manifiesto en defensa de la libertad representada por la Entente y amenazada por el agresivo militarismo alemán [1032]. Este hecho hizo aún más profunda la brecha abierta entre los dos sectores en que se dividió el movimiento anarquista.
En España sólo un núcleo muy reducido se mostró favorable a la posición adoptada por Kropotkin y los demás. En él se encontraban los grupos anarquistas asturianos y su órgano Acción Libertaria; además los periódicos El Porvenir del Obrero de Mahón y Cultura y Acción de Zaragoza, junto con algunas individualidades [1033].
En plena conflagración europea se sumó a la propaganda anarquista la revista Los Nuevos [1034], editada en Barcelona. Presentándose con un amplio espíritu de tolerancia se declaraban, «enemigos acérrimos del dogmatismo en que todas las doctrinas se sustentan y amadores fervientes de todas las audacias inteligentes, bien pensadas y bien dichas. [1035]»
Con un nutrido plantel de colaboradores españoles y latinoamericanos, pretendieron imprimir un sentido de renovación a la propaganda fundamentándola en la «filosofía de la investigación». Desde ese punto de vista se alinearon con los anarquistas que sin paliativos condenaban la guerra europea [1036].
Asturias
Los grupos asturianos que actuaban en la órbita del movimiento obrero gijonés fueron recuperándose lentamente de la represión que desencadenó la Semana Trágica. Oviedo, fuera de los canales de comunicación represiva del gobierno en esta ocasión y sólido bastión socialista, contaba con un grupo de anarquistas que comenzó en enero de 1910 la publicación de Luz y Vida. Además de ser la única publicación anarquista que apareció en esa ciudad, su vida fue bastante efímera [1037]. Pretendía ser una revista de reflexión teórica orientada en la misma dirección que Natura de Barcelona fenecida años atrás.
A fines de ese mismo año esta iniciativa tomaría cuerpo de nuevo con la aparición en Gijón de Acción Libertaria [1038]. Coincidía con el resurgir del movimiento obrero gijonés y el desarrollo de las intensas luchas que éste tuvo que soportar contra la patronal asturiana, empeñada en acabar con los sindicatos afectos a la CNT.
Acción Libertaria da comienzo a una serie de publicaciones de los grupos anarquistas asturianos, localizados principalmente en Gijón y La Felguera, de una gran coherencia, una extraordinaria cohesión interna y una gran combatividad. Esta publicación reunió una profundidad teórica pocas veces alcanzada; en los aspectos organizativos, claridad de ideas en cuanto a los medios y los fines y por último sus redactores se mostraron en todo momento consecuentes, formando la vanguardia de las luchas contra la reacción. Eleuterio Quintanilla, Marcelino Suárez, Pedro Sierra, José Suárez Duque, Emilio Rendueles, fueron algunos de sus elementos más representativos. En esta primera aparición del semanario formaba parte de la redacción Ricardo Mella, quien se trasladó a Vigo cuando la represión en Gijón hizo imposible la continuación de la publicación en esta ciudad. Con él se trasladó Acción Libertaria [1039], la cual, falta del elemento humano que la había sostenido y también de recursos económicos, desapareció casi en seguida a finales de 1911.
El año anterior fue pródigo en luchas sociales en toda España, pero sobre todo las huelgas tuvieron una especial virulencia en Asturias. Pasada la tempestad, la calma trajo el desolador espectáculo de un gran número de presos por cuestiones sociales. Ante esto los anarquistas y las organizaciones obreras acordaron la creación de un «Comité pro-presos» [1040]; era necesaria una intensa labor solidaria en favor de los presos anarquistas.
Sus frutos no tardaron en ser apreciados. Al alivio que para los encarcelados significaba el contar con la solidaridad de sus compañeros, se sumó el que muchos de ellos fueron puestos en libertad, después de que la justicia reconociera su error. Pero la tarea solo comenzaba. Hacía falta proseguirla y llegar al completo restablecimiento de los derechos de los trabajadores.
«Para alcanzar principalmente esa aspiración unánime del proletariado gijonés, viene hoy a la arena del periodismo esta hoja cuyo título es a la vez un símbolo y un gesto de fuerza. [1041]»
Efectivamente, ¡Justicia! salió a la luz con deseos de perturbar la «paz octaviana» de la burguesía local que se aprestaba a divertirse en una orgía de sol y vacaciones. En esta atmósfera, la redacción se aprestaba a «la batalla enviando cariñosos saludos a cuantos sufren persecución por las leyes burguesas. [1042]»
Para el cargo de director fue designado Emilio Rendueles [1043], preso en la cárcel de Gijón desde el 28 de agosto de 1910 como inductor y cómplice de la muerte del patrono Celestino Lantero. El supuesto autor, también en la cárcel, era Antonio Vega, preso desde el 25 de agosto del mismo año.
Todo el número está dedicado a denunciar los abusos de la justicia burguesa y en las dos últimas páginas, bajo el título «Padrón de ignominia de la burguesía española», se analizan los desafueros de esa justicia calificándola de farsa, incluyendo una lista de los presos sociales en las distintas cárceles de España [1044].
Continuando la tarea emprendida por Acción Libertaria, apareció, a mediados de 1912, El Libertario:
«Venimos a fomentar la propaganda libertaria a contribuir a su ennoblecimiento y a su difusión. Somos uno más en la legión de los incontables combatientes. No son necesarias declaraciones previas de principios, consagración de fórmulas, delimitación de fronteras… [1045]»
En esta ocasión el periódico dio una amplia cobertura a la campaña que Marcelino Suárez - desde la cárcel - llevó a cabo en defensa de los reclusos que eran víctimas de los salvajes atropellos que se cometían en las prisiones. Esto le valió numerosas denuncias, hasta que en abril de 1913, la policía se presentó en la imprenta, secuestró la edición íntegra del número 35 y recogió los moldes de su tirada [1046]. Esto significó su muerte.
De nuevo la represión le obligaría a trasladarse a otra ciudad. Esta vez fueron los grupos anarquistas madrileños los que asumieron la tarea, adoptando para la publicación el primitivo título de Acción Libertaria [1047].
Mas de un año después de que fuera suspendido en Madrid, apareció de nuevo en su lugar de origen - Gijón - la tradicional cabecera anarquista asturiana. Surgido en plena conflagración europea, asumiría - en contra de la posición del resto del movimiento anarquista español - una posición intervencionista, aunque hay que señalar que bastante más matizada que la sostenida por Kropotkin y los demás [1048].
Cuando un numeroso grupo de anarquistas suscribió un manifiesto contra la guerra [1049], Acción Libertaria se encontraba entre las numerosas adhesiones. Esto que puede parecer una contradicción, deja de serlo si se examinan detenidamente los posicionamientos del periódico y con él de su cuerpo de redacción, que puede extenderse sin muchos errores a todo el movimiento anarquista asturiano. Nadie que conozca un poco el pensamiento de Eleuterio Quintanilla [1050], puede poner razonablemente en duda su coherencia ideológica.
Siempre estuvieron contra la guerra, contra todas las guerras y precisamente por ello no se permitieron nunca el lujo de caer en el simplismo de creer que todas podían ser analizadas desde los mismos puntos de vista y que podían adoptarse posiciones violentamente contrarias a ellas sin que concurrieran una serie de factores esenciales:
«Una protesta violenta contra la guerra, tiene virtualidad únicamente cuando estalla antes que la guerra misma, para evitarla, o bien en el momento de la ruptura, para paralizar la acción de los Estados enemigos. [1051]»
En este periodo la represión se recrudeció y el periódico sufrió las consecuencias. Eleuterio Quintanilla tuvo que encargarse solo del mismo, ya que los otros dos componentes del cuerpo de redacción, Marcelino Suárez y Pedro Sierra, habían sido detenidos [1052].
En enero, el grupo editor se planteó sustituir este periódico por una revista [1053], con los mismos objetivos:
«Renovación, pues servirá seriamente, sin restricciones ni debilidades, la causa anarquista, las ideas de emancipación obrera, los principios revolucionarios; hará obra de crítica progresiva y de transformación social. [1054]»
Para ellos la renovación era una exigencia vital. Sin temor a las críticas de quienes pensaban que el anarquismo debía permanecer fiel a si mismo, afirmaban que «a la luz que proyectan los hechos de la guerra, ha de hacerse toda la renovación de la ideología contemporánea. El anarquismo no puede ser excepción; al menos no se nos alcanza por qué había de serlo. [1055]»
El País Vasco
Aunque pueda parecer sorprendente, los primeros grupos anarquistas que se constituyeron en Federación fueron los del País Vasco. El estímulo para ello se lo proporcionó la convocatoria, por parte del Ateneo Sindicalista de Madrid, a finales de 1912, de un mitin pro libertad inmediata de los presos por cuestiones sociales [1056].
Por esta y otras razones, los libertarios vascos vieron la necesidad de poner sus esfuerzos en común y el día 8 de diciembre se reunieron varios grupos anarquistas y acordaron quedar constituidos en Federación Libre [1057]. Decidieron también enviar un delegado directo al mitin pro-presos de Madrid [1058].
Contaban, como órgano de expresión, con el periódico El Látigo, aparecido unos meses antes, desempeñando una gran labor propagandística, tanto en el campo obrero como en la extensión del anarquismo.
La constitución de esta federación anarquista se basaba en acuerdos libres y carecía de cualquier tipo de reglamentación. Como objetivos, la resistencia a las imposiciones del privilegio capitalista y gubernamental; en cuanto a los medios, éstos se determinarían en cada caso de común acuerdo entre los grupos. Las condiciones generales contemplaban que todos los individuos y grupos que constituían la Federación eran iguales, solidarios e igualmente libres: «ni reglamento, ni local social» [1059].
Nuevos grupos anarquistas se fueron sumando a la federación y pronto se planteó la necesidad de una excursión de propaganda, como medio eficaz para la extensión de la propaganda anarquista [1060]. Si en un principio se pensó que no debía efectuarse más tarde de junio o julio, circunstancias especiales hicieron que se retrasara hasta la primera quincena de septiembre, con un nuevo aplazamiento hasta principios del mes de octubre [1061].
Esta excursión de propaganda contó con la inestimable colaboración del propagandista libertario andaluz José Sánchez Rosa. Aprovechando su paso por Madrid, se celebró un acto en esa ciudad a principios de octubre, dando ésta comienzo el domingo 5 con un gran mitin en Santander [1062].
Según los anarquistas, el balance fue muy positivo, a pesar del insistente boicot de los socialistas. Aquilino Gómez -director de El Látigo y uno de los más activos anarquistas en esa región- al calor de los positivos resultados de la labor desarrollada por los anarquistas vascos, expuso la necesidad de que se organizasen grupos en la ciudad y en el campo, «pero saliendo del papel impreso a la vida misma de la propaganda y del ideal», necesaria crítica a la profusión de grupos cuya constitución se anunciaba en la prensa y después no pasaba del papel. Insistía en la necesidad de las federaciones a base de acuerdos libres, sin cotizaciones fijas, fondos que dilapidar, mandos que ejercer ni representaciones que retribuir [1063]. La influencia de esta intensa actividad pronto se dejaría sentir en toda España.
Con la desaparición de El Látigo a principios de 1914 [1064], la federación quedaría sin órgano de expresión propio, aunque no por ello desaparecieron completamente sus actividades. A mediados de ese mismo año, el grupo «Divulgación Libertaria» de Gijón propuso ampliar la federación a todo el litoral cantábrico. El grupo «Ni Dios ni Amo» de La Coruña se adhirió a la propuesta [1065].
En la reunión que los anarquistas vascos celebraron en Eibar a mediados de agosto se acordó aceptar la propuesta y crear la Federación Anarquista de la Región Cantábrica, la cual englobaba al País Vasco, Santander, Asturias y Galicia. Los gastos se distribuirían proporcionalmente, acordándose igualmente la aparición de un órgano en la prensa, La Voz de la Anarquía [1066], que se editaría en Bilbao. Para el cargo de director fue nombrado Pelayo Muñoz y como administrador Alejandro Jiménez; Valeriano Dueñas fue elegido secretario de la recién ampliada Federación [1067].
Galicia
En la región gallega con el resurgir del movimiento obrero de carácter y tendencia anarquistas - en la provincia de La Coruña y Pontevedra principalmente - después de los hechos de la semana trágica barcelonesa [1068], los grupos anarquistas comenzaron también a organizarse, activando la propaganda.
El grupo «13 de octubre» de El Ferrol, tomó la iniciativa de publicar Luz al Obrero, con objeto de difundir las ideas ácratas. Los problemas económicos acabaron pronto con él [1069]. Paralelamente se había constituido en La Coruña el grupo editor de la «Biblioteca La Internacioal», con el fin primordial de ayudar a la prensa anarquista [1070].
Contando con los beneficios de sus publicaciones decidieron, de común acuerdo con el grupo «13 de octubre», sustituir el primitivo periódico de este grupo por otro de mayor tamaño con el título de Cultura Libertaria, que seguiría publicándose en El Ferrol [1071]. Desapareció a principios de 1913, igualmente por problemas económicos [1072], aunque continuaron los intentos de editarlo de nuevo [1073]. Por último conocería una efímera reaparición en marzo de 1915 [1074]
Levante
En la región levantina la formación de los grupos y la penetración anarquista avanzó muy lentamente.
Fue mucho más rápida en la provincia de Alicante y en la propia ciudad donde los enfrentamientos entre socialistas y anarquistas por el control del movimiento obrero fue constante [1075].
Esta labor de reorganización y coordinación de los grupos anarquistas la llevó a cabo Liberación de Elche, aparecido en esa ciudad - coincidiendo con la celebración del 1º de mayo de 1912 - «ya que en otras localidades los compañeros no se deciden a publicar otros a pesar de reunir más condiciones que los de ésta. [1076]»
Varios grupos anarquistas de Elche tomaron la iniciativa de crear el núcleo aglutinador en torno al cual girase la idea, al mismo tiempo que se extendía la propaganda por la comarca. Pero necesitaban la ayuda de los demás grupos para que sus publicaciones no se interrumpieran [1077]. En ocasiones debieron recurrir al expediente de la rifa para recabar fondos [1078].
En octubre los impulsores de este periódico hicieron un llamamiento a los grupos de Alicante, Alcoy y Elda para celebrar una reunión en la primera a fin de arbitrar medidas que favorecieran la propaganda en la región [1079].
J. Aguado, redactor del periódico, seguía pidiendo ayuda en diciembre para continuar la publicación que había tenido que ser suspendida por falta de medios económicos [1080]. Un mes después se plantearon varias iniciativas para lograr su reaparición por parte de José N.G.; José M.A.; y Antonio S.S. [1081].
Por último a mediados de 1913 el grupo «Justicia Humana» de Cocentaina propuso a los demás grupos anarquistas valencianos tratar de reanudar la publicación y que se convirtiera en el portavoz de una federación constituida por todos los grupos [1082].
Pocas semanas después, la propuesta era recogida por el grupo «Labor Anarquista» de Valencia, quien de común acuerdo con otros de la misma ciudad constituyeron la Federación Anarquista de la Región Valenciana [1083].
Al año siguiente realizaron una excursión de propaganda al estilo vasco, a cargo de José Sánchez Rosa y su hija Paca, a quienes se les unió José Soler de Valencia [1084].
Nuevamente a finales de 1915, el grupo «Paso a la Verdad» de El Grao de Valencia intentó revitalizar la federación que desde hacía meses permanecía inactiva [1085]. Efectivamente, ésta quedó otra vez organizada en el Congreso celebrado los días 25 y 26 de diciembre en Valencia [1086]. Esta fue la ciudad designada para residencia del comité. En lo que hacía referencia a la conveniencia de la publicación de un periódico de la Federación se acordó lo siguiente:
«Pedir al grupo editor de Guerra Social [1087] que nos preste sus columnas para los efectos de la propaganda de la Federación. [1088]»
Por las tierra del Sur, el grupo «Tierra Libre» de Sevilla lanzó el grito de alarma en vista de la desorganización y decadencia en que se encontraba el movimiento andaluz. Algunas de las causas se encontraban, según ellos, en el excesivo culto al moderno societarismo, léase sindicalismo. Proponía crear un medio de acción moral y social propio, fuera de las sociedades obreras, editar un periódico, etc. [1089].
Pasando a la acción, los tres grupos recientemente constituidos en Sevilla [1090] acordaron, en reunión colectiva, sentar los fundamentos de la Federación Regional de GGAA de Andalucía [1091]. A ella se unieron de inmediato otros muchísimos grupos de toda la región [1092]. Las bases eran muy similares a las adoptadas por los valencianos [1093]. Después de un período relativamente largo de inactividad, entre cuyas causas se encontraba, probablemente, la guerra, volvió a reorganizarse la Federación a partir de enero de 1916 [1094].
La Region Extremeña
En Extremadura, la propaganda anarquista tuvo un foco de extraordinaria importancia en la localidad de Azuaga. Desde 1910 a 1913 se habían distribuido, desde esa ciudad, 39280 ejemplares de Tierra y libertad; 4 610 hojas revolucionarias distintas; 64 236 folletos de diversas clases y 347 libros filosóficos. Celebraron 66 actos públicos entre conferencias, mítines, veladas y representaciones de obras de carácter social y se habían constituido siete grupos y asociaciones en favor de la propaganda, etc. [1095].
En octubre de 1913, los grupos «Sol Naciente» y «Acción y Cultura» de Azuaga dieron vida al periódico Luz [1096]. Estos y otros de la misma localidad decidieron fusionarse y formar el grupo «Los Leones» [1097], impulsor de la Federación anarquista extremeña. Después de una intensa campaña de propaganda, se adhirieron numerosos grupos de la región, hasta alcanzar una treintena [1098].
Madrid
En la capital española, el grupo "Los Iguales" desplegó una intensa actividad propagandística editando hojas volantes, manifiestos, folletos, etc. Con el fin de preparar el ambiente obrero y popular contra la guerra, publicaron el número único Los Refractarios [1099]. Con la desaparición de la revista, el grupo editor se disolvió por diferencias internas [1100].
De lleno enfrascados nuevamente «Los Iguales» en la propaganda por medio de la publicación de folletos, decidieron intentar otra vez la vía periodística con la edición de El Hombre Libre:
« Ya ondea al viento la nueva bandera enarbolada por los cruzados de la Libertad del Derecho y de la Justicia. Revolución y Anarquía hemos escrito en sus pliegues y a propagarla vamos en la medida de nuestras fuerzas… [1101]»
Al poco de aparecer, parte del grupo se separó [1102], aunque la revista continuó publicándose conducida por Antonio Lozano [1103].
La Region Catalana
En Cataluña sería el grupo «Idea y Acción» [1104] de Barcelona quien tomaría la iniciativa de crear la federación anarquista en la región, ante el ejemplo dado ya por otros grupos del resto de España [1105].
Aunque su llamamiento no obtuvo excesiva respuesta, en una reunión celebrada el 29 de noviembre de 1913 con otros grupos, consideraron constituida la federación [1106]. Su órgano «oficioso» pasó a ser, naturalmente, Tierra y Libertad.
Muchos otros intentos de organización anarquista se sucederían en toda la geografía nacional [1107]. Tímidos y vacilantes inicios de un movimiento en busca de su propia coherencia. Pese a todo, multiplicaron las excursiones de propaganda, editaron un número considerable de periódicos, que generalmente acababan estrangulados por una economía excesivamente precaria, practicaron una intensa solidaridad con los presos por cuestiones sociales, etc. La guerra, como apuntaban los anarquistas asturianos [1108], significó un fuerte revulsivo ideológico.
Las Federaciones anarquistas se reconstituyeron de nuevo, después de la huelga general de 1917 y al calor del eco de la revolución bolchevique en nuestro país. Pero en esta ocasión se fusionaron estrechamente con el movimiento obrero. Se inició de ese modo un proceso que posteriormente sería conocido con el nombre de anarcosindicalismo.