Portada del sitio > Tesis > 5.6/ La introducción del sindicalismo en España: La Huelga General

anterior: 5.5/ La pedagogía racionalista: El Boletín de la Escuela Moderna
siguiendo: La prensa anarquista y el sindicato, 1907-1917: El periódico se (...)

Capítulo 5º

5.6/ La introducción del sindicalismo en España: La Huelga General

En los albores de nuestro siglo, después de la desorganización y desorientación que caracterizaron la última década del siglo anterior, el movimiento obrero de tendencia anarquista comienza a reagruparse.

Los obreros de Haro fueron los primeros en tomar la iniciativa. Se creó una comisión interina que propuso la creación de una «Alianza Obrera Internacional» que agrupase a todos los obreros sin distinción de creencias o de ideología, pero contrarios a la política. Plantearon además la celebración de un congreso en el que se elegirían representantes para asistir al congreso de París, con el fin de internacionalizar dicha asociación [893].

Esta «Alianza» se constituyó en Haro, casi inmediatamente después de la distribución del manifiesto, con sede en San Felices, 5. Sin embargo, su iniciativa se tropezó con las dificultades que oponía la burguesía del lugar y las críticas de algunos sectores republicanos [894]. A pesar de todo se dotaron de un órgano en la prensa - La Justicia Obrera - de vida muy efímera [895].

Paralelo a este frustrado intento, el día 6 de enero de 1900 se celebró en Manlleu una conferencia a la que asistieron 40 delegados de varios oficios y localidades. Acordaron dirigirse a los obreros para que asistieran al congreso que se celebraría en esa misma localidad con el fin de hacer una Federación Nacional de todos los oficios, creándose una comisión interina encargada de su organización [896]. Al parecer este intento también se frustró y el congreso no llegó a tener lugar.

Seis meses después, la sociedad de obreros albañiles «El Porvenir del Obrero» de Madrid lanzaba una circular convocando a un congreso obrero [897]. Con más fortuna que las iniciativas anteriores el congreso se reunió efectivamente en Madrid del 13 al 15 de octubre, constituyéndose la «Federación Regional de Sociedades de Resistencia de la Región Española» (FSORE) sobre la base de un simple pacto o Alianza. En el congreso estuvieron representadas 150 organizaciones y 50 adheridas, pero no representadas. El número de afiliados era de 52 000 [898].

La declaración de principios del congreso de Madrid no deja lugar a dudas en cuanto a su carácter:
«Proclamamos la necesidad urgente y permanente de la revolución social, mantenida en la conciencia del proletariado por la lucha económica. Nosotros no aspiramos a la conquista del Poder, porque todo poder implica coacción y tiranía. [899]»

Por lo que respecta a la sede de la Oficina Regional se acordó que fuera la ciudad donde más adhesiones a la Federación hubiere. Esta resultó ser Gerona [900].

El aumento de la conflictividad en esta provincia, donde se produjeron en ese año numerosas huelgas, entre las que destaca la de los corchotaponeros de San Feliu de Guixols, puso a la Oficina Regional en apuros. El estado de cuentas entre el 1º de noviembre y el 22 de diciembre arrojaba déficit. El secretario estaba reclamado por el juez y su órgano «oficioso», El Trabajador, fue suspendido [901].

La situación de la provincia no permitía el normal desenvolvimiento de la oficina, ya que los anarquistas continuaban estando estrechamente vigilados. En vista de ello se decidió el traslado a Barcelona [902].

Ante los graves sucesos que se estaban desarrollando en diversas localidades del país, sobre todo en La Coruña, donde se había declarado la huelga general, la oficina regional lanzó a fines de junio una circular pidiendo la solidaridad de todos, pertenecieran o no a la Federación [903].

Sometido a votación el lugar de celebración del siguiente congreso se acordó de nuevo Madrid [904]. Tuvo lugar del 13 al 16 de octubre de 1901, tomándose, entre otros, el acuerdo de declarar la huelga general - proclamada como el arma esencial del proletariado para conquistar su emancipación definitiva - con objeto de conseguir la libertad de los trabajadores presos y condenados en la capital gallega [905]. Tomose también el acuerdo de trasladar la oficina regional a Zaragoza [906].

Por lo que respecta al acuerdo de huelga general, efectivamente, en Barcelona, donde la Federación contaba con un núcleo consistente de trabajadores, se decidió ir a ella en febrero de 1902. Se inició como un movimiento de solidaridad con los obreros metalúrgicos. Se pretendía resolver el estado de incertidumbre en que se encontraban, ya que, desde hacia varias semanas, soportaban una enconada lucha en demanda de la jornada de nueve horas [907].

Aproximadamente una semana después todo había vuelto a la normalidad, pero las consecuencias fueron desastrosas para los obreros en general y muy especialmente para la Federación. Con todo, la oficina regional siguió funcionando, aunque con bastantes dificultades dado el estado de desorganización que se vivía. A principios de 1903 apareció por primera vez su órgano oficial, Boletín dela Federación Regional Española de Sociedades de Resistencia [908].

Al igual que los órganos oficiales editados por la FRE o la FTRE que hemos tenido ocasión de examinar en anteriores capítulos, estaba destinado a insertar comunicados oficiales, circulares, crónicas de huelgas, etc. Aunque no podemos asegurarlo, ya que hasta nosotros solo han llegado dos ejemplares editados por la oficina regional de La Coruña - según parece los dos últimos publicados [909] - el «boletín» reiniciaba su numeración con cada traslado de oficina. De ahí que existan referencias a esta publicación con la misma numeración en fechas distintas.

Su precariedad puede servir de guía para calibrar el estado de anemia en que debía desenvolverse la Federación de la cual era portavoz.

En abril de 1903, la oficina de Zaragoza lanzó una circular convocando a un nuevo congreso - el tercero - que nuevamente se celebraría en Madrid [910]. Entre otros acuerdos se decidió que la oficina se trasladara a Barcelona y que los gastos se sufragaran por donativos voluntarios de las sociedades [911].

Con la oficina regional establecida en Barcelona se agilizaron los trabajos de reorganización del movimiento obrero barcelonés que culminaron al año siguiente con la constitución de la Unión Local de Sociedades Obreras de Barcelona.

Ricardo Fontanella, secretario de la oficina regional [912], publicó una circular fechada el 22 de abril de 1904 convocando al IV congreso que tendría lugar en Sevilla los días 12 a 14 de mayo [913].

Aunque las crónicas de este congreso nada dicen sobre el traslado de la oficina regional, sabemos que ésta se instaló en Madrid [914]. En esta ciudad se celebró - del 16 al 19 de mayo de 1905 - el V congreso, en el Centro de Sociedades Obreras de Costanilla de Los Angeles. Se desarrolló con poco personal y escaso número de delegados. Entre los acuerdos figura el traslado de la oficina regional a La Coruña y que el siguiente congreso se celebrase en la segunda decena de abril de 1906 [915].

Es muy probable que la agitación internacional para conmemorar el 1º de mayo de ese año absorbiera todas las energías y la FSORE quedara aún más relegada a un segundo plano [916]. Con todo, la oficina regional todavía mandó una circular a las sociedades para que señalasen el lugar del próximo congreso que se celebraría en la segunda quincena del mes de mayo [917].

Todo hace suponer que este congreso jamás llegó a realizarse [918]. El silencio más completo parecerse haberse abatido sobre la Federación a partir de ese momento. Su desaparición definitiva se produjo con toda probabilidad en la primavera de 1907. Cuadrat, por su parte, afirma:
«La Federación se disolvió formalmente hacia mayo de 1907, si bien ya en 1905 sus actividades y poder de convocatoria habían languidecido de modo muy considerable. [919]»

Todos estos movimientos e intentos de organización, que venían gestándose desde principios de siglo, coincidieron con la entrada en España de las originales ideas del sindicalismo revolucionario provenientes de Francia. El hecho de que arraigaran en tan poco tiempo y con tanta fuerza nos permite suponer que se encontraron con terreno suficientemente abonado. Lo cierto es que el sindicalismo francés proporcionó las estructuras en que se apoyarían las viejas ideas de la Internacional española.

Varias fueron las vías por las que se difundieron en España estas nuevas ideas. Según Urales, «José Sanjurjo, obrero de La Coruña, en unos artículos que tituló “Sin agua y sin luz” y José López Montenegro (…), autor de El Botón de fuego, empezaron a propagar la huelga general. [920]»

Tendría también una importancia extraordinaria en esta labor de difusión, el periódico que con el significativo título de La Huelga General [921], comenzó a editarse en 1901 en Barcelona. Fundado por Francisco Ferrer con el propósito de crear un frente obrero que actuase coordinadamente con el frente cultural que representaba «La Escuela Moderna», dedicó sus páginas a propagar la necesidad de la organización obrera, teniéndose como base teórica los postulados de los sindicalistas franceses.

Además del propio Ferrer - que firmaba con el seudónimo «Cero» - colaboraron Mella, Lorenzo, Bonafulla, Teresa Claramunt, Soledad Gustavo, entre otros, junto a los sindicalistas y anarquistas franceses Pouget, Malato, Paraf-Javal y Jean Grave [922]. Para apoyar las labores propagandísticas del periódico se constituyó una biblioteca con el mismo nombre, desde la cual se editaron numerosos folletos de divulgación del sindicalismo revolucionario [923].

Esta teoría y práctica sindicalista nacida en Francia y desarrollada a partir de la década de los ochenta del siglo XIX, tuvo su primera concreción con la Fédération des Bourses du Travail en 1892 [924] y más tarde con la fusión de los Sindicatos y las Bolsas en el congreso de Montpellier de 1902, del cual surgió una nueva Confédération Générale du Travail en el que tanto las Bolsas como los Sindicatos se convierten en dos secciones independientes, con la particularidad de que todo Sindicato debía pertenecer a una Bolsa de Trabajo [925].

Este proceso de desarrollo culminó en el Congreso de Amiens de 1906 en el que se formularon los lineamientos más importantes del sindicalismo revolucionario, quedando plasmados en la llamada Carta de Amiens. Tal como afirma Antonio Bar:
«El Congreso de Amiens, de 1906, supone en este sentido un hito importantísimo, que tendrá una enorme trascendencia, no sólo en el sentido de que constituye, por decirlo de alguna manera, la primera gran formulación básica «oficial» del sindicalismo revolucionario, sino porque esta formulación va a servir de modelo e inspiración al naciente sindicalismo revolucionario español, quedando ya como la columna vertebral de su pensamiento. [926]»

Un año más tarde se creó en Barcelona la Federación Local Solidaridad Obrera, primer jalón de un proceso de desarrollo sindicalista sin precedentes, en el cual los anarquistas jugarían un papel muy destacado.


anterior: 5.5/ La pedagogía racionalista: El Boletín de la Escuela Moderna
siguiendo: La prensa anarquista y el sindicato, 1907-1917: El periódico se (...)

[893Manifiesto firmado por Vicente G. García como secretario general de la comisión interina y fechado en Haro el 13 diciembre 1899. Vid. Suplemento a R.B. (Madrid), n.33 (30 dic. 1899), 3-4, cit. por Cuadrat, op. cit., 57, quien lo toma de F. Mora, Historia socialismo…, pags. 250-251 (decía éste que era un intento de crear una Federación de resistencia al capital contrapuesta a la UGT. El manifiesto decía textualmente: «Solo un nombre o sombra de organización: UGT. Pero ésta no responde a las necesidades obreras.»). Sobre el congreso de París, véase Teresa Abelló, Les relacions…, op. cit., pags. 115 y sgs.; Jean Maitron, Le mouvement anarchiste…, op. cit. I, 441 y sgs.

[894Las Dominicales en su número 914, publicó un suelto contra la Alianza que fue rapidamente contestado por ésta, Suplemento a R.B. (Madrid), n.37 (27 ene. 1900), 2. La primera medida de la burguesía local para acabar con la Asociación fue el despido de Vicente García. Unicamente el periódico La Comarca les mostró su apoyo, Suplemento a R.B. (Madrid), n.42 (3 mar. 1900), 3

[895Sólo conocemos el primer número del 18 marzo 1900. Probablemente fue el único que publicaron

[896El responsable de dicha comisión fue Andrés Costa, Huerta del Fraile, 14, Manlleu. Cfr. Suplemento a R.B. (Madrid), n.39 (10 feb. 1900), 4

[897La circular fechada el 20 junio 1900 puede verse en Suplemento a R.B. (Madrid), n.61 (14 jul. 1900), 3, cit. por Cuadrat, op. cit., pag. 58

[898También era llamada Federación de Trabajadores de la Región Española, por las analogías que había entre ambas organizaciones. En Suplemento a R.B. (Madrid), n.75 (20 oct. 1900), 2-3, puede verse una amplia reseña del mismo con inclusión detallada de las sociedades representadas. Véase, asimismo, «Después del Congreso», por Federico Urales, Id., n.76 (27 oct. 1900), 4; Urales, Mi Vida, op cit., 72; Lamberet, op. cit., 71; Tuñón de Lara, op. cit., 405-406. Según Gustavo La Iglesia, Caracteres…, op. cit., 426, asistieron al Congreso 213 representantes de sindicatos y grupos de trabajadores de un total de 52 000 obreros federados, cit. por Cuadrat, op. cit., 59. Este último autor (id.), cita a F. Mora quien apunta que «las sociedades representadas fueron 157 y entre éstas y las adheridas a los acuerdos del Congreso, pasaban de 200…»

[899Manifiesto del Congreso, cit. por Cuadrat, op. cit., pag. 61

[900Suplemento a R.B. (Madrid), n.75 cit.; Tuñón de Lara, op. cit., pag. 405

[901Supl. a R.B. (Madrid), n.86 (5 ene. 1901), 2-3 y también n.88 (18 ene. 1901), 3, donde comunican que han sido puestos en libertad todos los obreros detenidos en la última huelga, pero permanecían encerrados los obreros procesados por los sucesos de S. Feliu de Guixols. Con el fin de regularizar las comunicaciones con la Federación se incluía la dirección de Juan Toronell, Mercaders, 17, Gerona. El Trabajador fue el resultado de la fusión de La Redención Obrera de Palamós, órgano de los obreros corcho-taponeros y del Boletín de la Federación Catalana de albañiles y peones, pasando a ser órgano de la Confederación Catalana formada por corchotaponeros y obreros de construcción de edificios. Se publicaba en S. Feliu de Guixols, ocupándose la oficina regional de su distribución. No podía ser órgano oficial de la misma, ya que no había sido decidido en Congreso (en el que ni siquiera se había llegado a hablar del periódico), pero lo era seguramente a título «oficioso» (cfr. Supl. a R.B. (Madrid), n.89 (26 ene. 1901), 4). Cuando la situación se calmó un tanto se iniciaron las gestiones para su reaparición (cfr. Supl. a R.B. (Madrid), n.86 (5 ene. 1901), 2-3)

[902Este traslado se produjo entre mediados de febrero y mediados de marzo, aunque ignoramos la fecha exacta. La nueva dirección de la oficina regional fue Francisco Soler, Provenza, 35, 2º, 2ª. El 13 de marzo la oficina regional publicó una nota en la que comunicaba que había finalizado la huelga de toneleros, con la dirección indicada (cfr. Supl. a R.B. (Madrid), n.98 (30 mar. 1901), 4)

[903Supl. a R.B. (Madrid), n.111 (29 jun. 1901), 2 y también n.112 (6 jul. 1901), 1-2

[904«Circular de la Oficina Regional», Supl. a R.B. (Madrid), n.124 (28 sep. 1901), 2. Cuadrat, op. cit., pags. 62-63 ofrece una detallada explicación del desarrollo de estas votaciones, estudiado a través de La Alarma de Reus

[905Supl. a R.B. (Madrid), n.127 (19 oct. 1901), 2; en pag. 3 se inserta una lista completa de los nombres de los delegados y las sociedades que representaban y en el n.128 (26 oct. 1901), 2-3, se hace una reseña del acto. Urales, op. cit., 72 incluye también los nombres de los delegados, al igual que Cuadrat, op. cit., pag. 64, nota 49. Maeztu en El Imparcial (Madrid), n.12950 (6 dic. 1901), 3 (incluido en artículos desconocidos, op. cit., pag. 183), apuntaba que en este congreso estuvieron representados 75 000 trabajadores, cit. por Cuadrat, id. Véase también Artola, op. cit., pags. 483-484, que toma sus informaciones de El Productor. Sobre la huelga general el texto aprobado decía: «Proponemos al Congreso que, aceptada en principio la huelga general para la jornada de ocho horas y la libertad de los obreros presos arbitrariamente, siempre que sea por cuestiones sociales, se ponga en práctica cuando las injusticias de la burguesía y los atropellos del poder la hagan necesaria.» La Huelga General (Barcelona), n.3 (5 dic. 1901), 7, comentando el congreso decía «que uno de los acuerdos más importantes fue - por lo que tenía de práctico - el que se constituyeran federaciones locales, comarcales y regionales…»

[906La dirección provisional fue Nicasio Domíngo, Reglá, 22, Zaragoza (cfr. Supl. a R.B. (Madrid), n.130 (9 nov. 1901), 2). Más tarde se haría cargo de la oficina como secretario José Quiñones, T. y L. (Madrid), n.157 (17 mayo 1902), 3

[907«Los obreros fueron a la huelga general en prueba de solidaridad con los metalúrgicos e intentando demostrar que sin el concurso del proletariado no era posible la vida social.», Cuadrat, op. cit., pag. 80. Para el desarrollo de esta huelga y sus antecedentes, véase, Cuadrat, op. cit., pags. 74 y sgs.; Conelly Ullman, op. cit., pags. 131 y sgs.; Colodrón, Alfonso, «La huelga general de Barcelona de 1902», Revista de Trabajo (Madrid), n.33 (ene./mar. 1971), 67-119

[908El Productor (Barcelona), n. 7 (10 ene. 1903), 4, incluye una serie de circulares extraidas del número 1 del citado «Boletín». Decía de éste que «su aparición en los actuales momentos representa para las clases explotadas un triunfo a sus reivindicaciones.» En una de las circulares, el secretario José Quiñones afirma que la aparición del «Boletín» fue uno de los acuerdos tomados en el II Congreso de la Federación. Véase, también, El Corsario (Valencia), n.21 (31 oct. 1902), 3, el cual incluye una circular de la oficina regional aludiendo al acuerdo del congreso de editar un «Boletín», pero que no había sido posible llevarlo a cabo todavía por falta de medios materiales

[909Conocemos solamente el n.6 (1 nov. 1905) y el n.7 (1 ene. 1906). Con toda probabilidad éste fue el último que se publicó

[910T. y L. (Madrid). n.207 (30 abr. 1903), remitiendo al último número del «Boletín». Firmaba la circular el secretario José Quiñones. Cuadrat, op. cit., pag. 66 incluye el número de sociedades (36 con 10 570 socios) que participaron en la votación, tomándo estos datos de La Guerra Social, quien a su vez los toma del segundo número del «Boletín». Se celebró del 14 al 16 de mayo

[911Tierra y libertad (Madrid), n.210 (21 mayo 1903), publica una reseña del acto con inclusión de los nombres de los delegados y de las sociedades que representaban en sus respectivas localidades. Cuadrat, op. cit., pag. 66, cita a Maria Dolores Capdevila, la cual afirma que Mauricio García había asistido a este congreso como representante de la Dependencia Mercantil de Barcelona. Cuadrat, apoyándose en los datos que suministra El Liberal (Madrid), n.8616 y 8617 de 15 y 16 de mayo de 1903, pag. 2, asegura que solo aparece un García como representante de las sociedades de albañiles de Barcelona. Como información personal al mencionado autor podemos adelantar que el citado número de Tierra y libertad lo incluye entre los delegados con la representación referida. Artola, op. cit., pag. 484, afirma que asistieron una treintena de delegados, representando a casi un centenar de sociedades, cit. por Cuadrat, op. cit., 67, quien añade que «entre los acuerdos más importantes que se adoptaron destaca la creación de una Liga defensora de la enseñanza laica y el lanzamiento de una campaña para conseguir la reapertura de las escuelas laicas cerradas.» Se trató de nuevo el problema de la huelga y se «acordó prestar apoyo a los dependientes de comercio en su lucha en pro del descanso dominical.»

[912Estaba instalada la oficina en la calle de la Cera, 21, 3º

[913La comisión organizadora sevillana estaba instalada en el Centro de Estudios Sociales, calle Dueñas, 6, responsable Manuel Vela, donde debían dirigirse los delegados, advirtiéndose que éstos no podrían serlo si ostentaban algún cargo político, Tierra y libertad (Madrid), n.378 (29 abr. 1904), 1. Puede verse una crónica del mismo en Id., n.382 (26 mayo 1904), 3. Cuadrat, op. cit. 68, afirma que se celebró entre el 15 y el 18 de mayo, apoyándose en las informaciones de El Rebelde (Madrid), n.23 (26 mayo 1904), 4. También apunta que posiblemente el encarcelamiento de Francisco Soler antiguo secretario de la oficina regional aconsejarían el traslado de la oficina de Barcelona a Madrid, véase, Id., n.9 (20 feb. 1904), 1-2

[914En la calle Alonso Cano, 31, 2º, interior. El secretario fue Salvador Torres. Véase la circular, fechada el 10 de julio de 1904, de esta oficina dirigida a las sociedades que componían la Federación, Tierra y libertad (Madrid), n.389 (14 jul. 1904)

[915Tierra y libertad (Madrid), n.20 (25 mayo 1905), 1. Esta crónica incluye lista de delegados y de las sociedades que representaban. Los acuerdos siguieron la tónica de congresos anteriores, pero por primera vez se formula la huelga general para la consecueción de la jornada de ocho horas (cfr. Cuadrat, op. cit., pag. 126). Artola, op. cit., pag. 484-485, apoyándose en El Productor (Barcelona), del 27 mayo 1905, alude también al traslado de la oficina regional a La Coruña. Angel Pestaña, «Historia de las ideas y de las luchas sociales en España», Orto (Valencia), n.8 (oct. 1932), 24-27, señalaba erróneamente que la Federación desapareció al poco de trasladarse la oficina a La Coruña a principios de 1905, cit. por Cuadrat, id.

[916«En el congreso de Bourges (1904) se vuelve a lanzar la idea (de la huelga general), proponiéndose que a partir del 1º de mayo de 1906 los trabajadores se nieguen a trabajar más de ocho horas diarias. Se realiza entonces una enorme campaña, donde la idea de huelga general revolucionaria ocupa el lugar preeminente, muy por encima de la conquista inmediata que se pretende conseguir.», Bar, Antonio, La CNT en los años rojos, Madrid, 1981, pag. 92; vease, también, Maitron, Le mouvement anarchiste…, op. cit., I, pags. 313 y sgs.

[917Tierra y libertad (Madrid), n.61 (19 abr. 1906), 4. La circular de convocatoria puede verse en Id., n.65 (17 mayo 1906), 2

[918Cuadrat, op. cit., 127, así lo afirma apoyándose en El Trabajo (Sabadell), n.148 (28 jul. 1906), 7. Nosotros no hemos encontrado ninguna otra referencia ni a favor ni en contra de su realización

[919Cuadrat, op. cit., pag. 128. Con el título «Una iniciativa», Santiago Serrepio de la sociedad de carpinteros «La Emancipación» de La Coruña mandó una carta a Tierra y libertad (Barcelona), n.41 (7 nov. 1907), 3, en la cual comentaba que la FSORE había dejado de funcionar por apatía de las sociedades que la constituían. Esta carta tenía como objeto dar a conocer una propuesta de la Fed. Obrera Argentina para la realización de un congreso obrero en el que se constituyera la Fed. Internacional, la cual había sido enviada a la oficina regional en la creencia de que ésta todavía estaba en funcionamiento. Cuadrat, op. cit., 128, nota 234, hace referencia a esta carta

[920Mi Vida, op. cit., pag. 68

[921Publicó 21 números entre el 15 de noviembre de 1901 y el 20 de junio de 1903, con una suspensión importante de casi un año entre febrero de 1902 y enero del año siguiente

[922Introducción de Albert Mayol a Boletín de la Escuela Moderna, op. cit., pags. 8-9

[923Id., pag. 9

[924Antonio Bar, op. cit., pags. 48-49; Maitron, op. cit., I, pags. 287 y sgs.

[925Bar, op. cit., pag. 52; Maitron, op. cit., I, pags. 310-313. Anteriormente en 1895, la Federación Nacional de Sindicatos convocó el congreso de Limoges al que invitó a las Bolsas de Trabajo para que abandonaran su Federación y se sumaran a ellos. Con la asistencia de numerosas Bolsas, se creó la Confédération Générale du Travail. Sin embargo la reunificación definitiva no se produciría hasta 1902, como hemos visto; Bar, op. cit., pag. 51; Maitron, op. cit., I, pag. 308

[926Bar, op. cit., pag. 53