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Capítulo 3º

3.5/ Los planteamientos comunistas de la disidencia: La Justicia Humana y Tierra y Libertad

El anarco-comunismo había comenzado a ser teorizado por Kropotkin a mediados de la década de los setenta, siendo adoptado también por Malatesta, Cafiero y otros de forma independiente. A finales de dicha década había sido prácticamente asumido por el movimiento anarquista internacional [585].

El Congreso de Londres de 1881 confirmó esta tendencia, además de crear las bases para la aparición de grupos de expresión radical, con intentos individualizados de acabar con el régimen de explotación por medio del atentado personal.

No obstante únicamente tuvo verdadera importancia en Francia donde se elaboraron programas y se definieron objetivos. En España nunca llegó a tener una gran aceptación esta modalidad y - como veremos en el próximo capítulo con más detalle - el atentado que más repercusiones tuvo y que más represión generó todavía no ha sido reivindicado. Era una repetición ampliada de la represión contra «La Mano Negra».

Al Congreso de Londres asistió un delegado español que estuvo en todo de acuerdo con las proposiciones de Mala testa [586]. Pero en España no se dio mucha publicidad a sus resoluciones [587]. La explicación se encuentra en la trayectoria que tomó la FTRE diametralmente opuesta a aquellas.

Sin embargo en el congreso de Sevilla de 1882, Miguel Rubio, delegado por Montejaque, intervino en la discusión sobre "Línea de conducta que conviene seguir en las actuales circunstancias", después del extenso discurso de Llunas defendiendo el colectivismo, declarándose a su vez comunista [588].

Según sus propias declaraciones había llegado a las ideas comunistas a través del estudio detenido de los estatutos de la Alianza Internacional para la Democracia Socialista [589].

Ignoramos con detalle su actuación posterior, aunque sabemos que intentó propagar sus ideas, sobre todo en Sevilla, con escaso éxito, siendo calificado de perturbador.

Las ideas anarco-comunistas se infiltraron en España a través de una de las vías más idóneas en aquellos momentos: la emigración política. La ola represiva que había comenzado en toda Europa contra el anarquismo a finales de la década de los años 70 y principios de la siguiente, con el célebre proceso de Lyon en el que junto a Kropotkin fueron juzgados numerosos anarquistas de esa ciudad, del sudeste y de París, provocó una afluencia hacia España de refugiados que huían de la misma [590].

Florido Mateucci - anarquista italiano muy conocido - fue expulsado de Marsella en marzo de 1885. Llegado a Barcelona fue encarcelado durante cinco días y obligado a dejar el país en 24 horas [591].

Ocupando un lugar privilegiado fuera del recinto amurallado de la ciudad de Barcelona se alzaba la villa de Gracia. De amplia tradición revolucionaria, viviría un período de esplendor económico a partir del segundo cuarto del siglo pasado, el cual se aceleraría con la consecución de la independencia a mediados de la anterior centuria [592].

Paralelo al crecimiento económico, se iría conformando el paisaje urbanístico y el número de habitantes aumentaría a un ritmo sostenido [593]. En contraste con el resto del llano de Barcelona, la población laboriosa de Gracia estaba formada principalmente de artesanos [594], que le conferían un aspecto especial, diferente del resto de suburbios barceloneses.

Su talante revolucionario quedaría patente en numerosas ocasiones. En julio de 1856 - al final del bienio progresista - fueron aplastados los últimos núcleos revolucionarios de Gracia. En abril de 1870 la calle Mayor se llenó de barricadas, mientras la agitación en contra de las quintas se extendía por Barcelona y villas de alrededor.

La tradición anarquista era también importante en esta villa [595]. Ya hemos visto anteriormente que uno de los primeros núcleos de disidencia en el seno del anarco-colectivismo se había formado en ella [596]. Fue en esta misma villa donde muchos refugiados políticos - franceses e italianos - buscaron asilo. Si fueron estos contactos los que hicieron que este primitivo núcleo disidente se inclinara hacia el anarco-comunismo o fueron otras las causas, permanece por ahora en la región de las brumas. Lo cierto es que las primeras manifestaciones públicas de dicha tendencia partieron de allí. Concretamente de un grupo que se movía en torno a Emilio Hugas y Martín Borrás Jové.

El primer órgano anarco-comunista en la prensa - La Justicia Humana [597] - decía textualmente:

«Somos anarquistas-comunistas y venimos por medio de la prensa a propagar estas ideas (…). No somos partidarios de organizar en sentido positivo a las clases trabajadoras, aspiramos a una organización negativa. Anarquistas en toda la extensión de la palabra sin formar un cuerpo manejable, que lo mismo pueda servir en beneficio que en prejuicio del objeto para que fue creado… [598]»

Dejaba bien claras las diferencias que les separaban de sus oponentes anarco-colectivistas:
«Somos comunistas anárquicos y por consiguiente enemigos de la propiedad individual que los colectivistas determinan en el producto íntegro del trabajo de cada uno (…) De la escuela colectivista nos separa el que santifica la propiedad individual que resulta del trabajo de cada uno… [599]»

Quizá la importancia de este periódico - además de abrir brecha en el camino de penetración del anarco-comunismo - radique en la elaboración - por primera vez en nuestro país - de los planteamientos teóricos de los grupos efímeros que tanta importancia tendrían en el movimiento anarquista:
«En el artículo anterior hemos visto que los individuos podían llegar a agruparse y a entenderse en la organización que se originaría de sus relaciones diarias, sin que fuese precisa entre ellos la existencia de una autoridad, por el mero hecho de agrupamiento y reunión de las afinidades, de las mismas tendencias, del mismo objeto que se quiere conseguir. [600]»

El escaso apoyo y arraigo de esta ideología en España en esos momentos, explicaría su corta duración - ocho números, con dos meses de intervalo entre el último y el anterior.

Más de un año y medio tardaría en aparecer su sucesor Tierra y Libertad [601]. Lo hizo en condiciones más favorables. Los anarco-comunistas tenían detrás todo el movimiento anarquista internacional y un crecimiento cada vez más espectacular de los grupos afines en el interior del país.

A Revoluçao Social en Portugal se sumó a la propaganda anarco-comunista, apoyando a Tierra y Libertad y lanzando duras críticas a El Productor. Esta corriente se introdujo en el vecino país luso con mucha mayor rapidez e imprimió «una nueva faz al movimiento obrero, ganando cada vez más terreno al Partido Socialista [602]

Tierra y Libertad realizó esfuerzos extraordinarios por extender la propaganda comunista por España, sin embargo no pudo superar las dificultades económicas. Sus propósitos de transformar la publicación de quincenal en semanal se vieron abocadas al fracaso.

Con todo habían abierto brecha suficiente para que nuevas publicaciones surgieran extendiendo el comunismo anarquista por toda la geografía nacional.

3.5.1/ Las posiciones neutrales: El Socialismo

Desde que en 1871 fue publicado en Cádiz el periódico La Internacional, rápidamente reprimido por las autoridades [603], la represión se volcó con especial dureza por toda la provincia. Los procesos de «La Mano Negra» golpearon contundentemente en los elementos más conocidos y activos de la FTRE [605]

El Socialismo surgió a mediados de febrero de 1886 y señala una cierta recuperación en el movimiento obrero en esa parte de Andalucía. La iniciativa corrió a cargo principalmente de Fermín Salvochea, uno de los más significados elementos de la insurrección cantonalista de 1873 [606]. En Londres - lugar de refugio político - tuvo ocasión de entrar en contacto con las ideas anarquistas.

Aunque la ideología del periódico - al igual que la de su director - era anarco-comunista, prefirió guardar una posición neutral, antes que terciar en la polémica. Aparecido en el preciso momento en que arreciaban los enfrentamientos entre las dos tendencias - colectivistas y comunistas - juzgó más útil no decantarse de forma clara hacia sus posiciones teóricas. Siguió guardando esta privilegiada situación hasta tanto la polémica no entró en una fase menos agresiva - cuatro años después - y vieron llegado el momento de proclamar su pensamiento:
«Hoy que las relaciones entre todos los anarquistas son sinceras y cordiales, habiéndose suavizado asperezas y acortado distancias, no vemos ningún peligro para la causa en colocarnos en nuestro puesto con nuestra bandera desplegada, a fin de que todos sepan lo que queremos y a donde vamos. [607]»

3.5.2/ Tolerancia e intolerancia: El Condenado y El Grito del Pueblo

En el momento en que la polémica colectivismo-comunismo entraba en su fase más aguda [608], apareció a mediados de 1886 [609], un periódico - El Condenado - de carácter satírico. El Grito del Pueblo [610]»

Ante este programa El Grito del Pueblo con gran sutileza le preguntaba con que medios, forma y organización pensaba alcanzarlo. Ignoramos que respuesta le facilitó El Condenado, pero aquél se muestra satisfecho de la misma [612]. Lo que nos permite deducir que se decantaba hacia la línea anarco-colectivista.

Desgraciadamente lo ignoramos casi todo de este periódico que suponemos tuvo gran importancia en la polémica entablada en aquellos momentos. Sabemos que su director era Luis Lalucat [613] y poco más. Del único número conservado poco podemos deducir. En consecuencia debemos sustentarnos en hipótesis elaboradas a tenor de las noticias suministradas por el resto de la prensa.

A principios de noviembre decidieron su transformación en diario, noticia que recoge El Grito del Pueblo con muchísimas reservas y grandes críticas [614]. La más importante se basaba en el hecho de que esa decisión (la transformación en diario) la hubiesen tomado sin consultar previamente a las organizaciones obreras [615].

Es muy probable que los anarco-colectivistas no vieran con muy buenos ojos que un periódico que mantenía muy buenas relaciones con La Justicia Humana [616] pasara a ser órgano diario con el consiguiente peligro de monopolización de la información por parte de los anarco-comunistas.

Según nuestras hipótesis El Condenado tenía la pretensión de mediar en la agria polémica, intentando - con la aparición del diario - acercar ambas posiciones hacia un entendimiento. Sin embargo no debieron considerarlo así los colectivistas pues se apresuraron a anunciar por su parte la aparición de otro órgano diario [617]. El boicot, la incomprensión y la falta de apoyo hicieron que pocos días después de aparecer como diario, se viera obligado a transformarse de nuevo en semanario [618].

Nettlau [619] había ya captado el ambiente de mutua intolerancia que se respiraba en aquellas fechas. Pero Lamberet interviene para quitarle hierro al asunto [620]. Álvarez Junco tercia apoyando las tesis de Lamberet y para ello alude a lo que él supone un documento editado por La Justicia Humana, el cual demostraría sus intentos de conciliación.

Sin embargo Junco sufre un error, ya que el periódico citado inserta efectivamente el documento, pero tomándolo de El Condenado. Y lo hace con el exclusivo objeto de demostrar la intolerancia de sus adversarios que no se avenían al diálogo [621].

De todo lo expuesto se deduce de modo claro el importante papel jugado por El Grito del Pueblo e Indalecio Cuadrado, su director, en la trayectoria de la organización en esos años críticos. Desaparecida la oposición anarco-colectivista «ortodoxa» [622], únicamente los anarco-comunistas podían representar un cierto peligro para la consolidación de la nueva orientación que se pretendía imprimir a la FTRE.

La influencia de Indalecio Cuadrado en el movimiento obrero de esos años es innegable [623]. Ya nos hemos referido a El Cosmopolita de Valladolid. Desde San Martín de Provençals [624] - uno de los núcleos fabriles más importantes del llano de Barcelona - con una población casi exclusivamente obrera, mantuvo dicha influencia y posiblemente la extendió a través del órgano que empezó a publicar a partir del 10 de julio de 1886. Pensamos que no es descabellado suponer que intentaba, en cierto modo, contrarrestar la influencia de La Justicia Humana que había empezado a publicarse unos meses antes [625]. Al mismo tiempo crear una base obrera suficientemente sólida en torno a la campaña por las ocho horas. Esta le valió su primera denuncia y el encarcelamiento de Cuadrado [626].

Fue denunciado en otras ocasiones [627], desapareciendo a mediados de noviembre [628].


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[585Prólogo de Pérez de la Dehesa a Urales, La evolución, op. cit., pag. 30

[586Nettlau, La Première…, op. cit., 346

[587Se informó en los congresos comacales de 1881, según notifica la circular n.2 de la AIT (Internacional secreta), Nettlau, La Première…, op cit., 363. Pero la FTRE los ignoró, lo que le es reprochado por La Justicia Humana (Barcelona), n.8 (25 nov. 1886) y La Revolución Social, n.5 (abr. 1885), cit. por Nettlau, op. cit., pags. 345-346

[588Revista Social (Madrid), n.30 (5 oct. 1882), 2, cit. por Nettlau, op. cit., 402

[589Miguel Rubio contestó a Federico Urales lo siguiente al ser preguntado por éste sobre sus ideas comunistas:
«Fuí de la Alianza de la Democracia Socialista fundada por Bakunin dentro de la Asociación Internacional. Cuando después de la persecución que siguió a la abolición de aquella entidad se organizó la Federación Regional, pertenecí a ella también. El colectivismo nació en la concepción del producto íntegro del trabajo y de la colectividad de la tierra de que habla el programa de la Alianza y que no es más que un extracto del pensamiento económico expuesto por algunos delegados en los Congresos Internacionales de la Asociación Internacional y el comunismo en lo que se refiere a España se deriva del espíritu de la Alianza, concretado en estas palabras: todos para uno, uno para todos;»
pues si bien en el programa de la Alianza se habla de la propiedad colectiva, también se dice «llegando a ser de la sociedad entera» y concluye diciendo: «la concepción comunista en España se deriva de una interpretación del programa de la Alianza, lo mismo que el ideal colectivista.» Nettlau, La Première…, op. cit., pag. 404, dice muy acertadamente que el programa de Rubio era llevar el colectivismo a sus últimas consecuencias. Las declaraciones de Rubio en La Revista Blanca (Madrid), n.101 (1 sep. 1909), 129-135, cit. por Paniagua, «Los movimientos sociales a través de las revistas españolas contemporáneas» (III), Punta Europa (Madrid), n.63 (mar. 1961), 107. Incluido en Urales, La evolución…, op. cit., pags. 112-113

[590Ignoramos la cuantía de éstos y sus asentamientos concretos y solo podemos hablar en hipótesis a juzgar por las intervenciones de italianos y franceses en algunos aspectos del movimiento anarquista español. Sobre el proceso de Lyon, vid. Nettlau, La Première…, op. cit., pag. 475

[591Nettlau, op. cit., 476, nota 2

[592En 1821 le fue concedida la independencia municipal que perdió dos años después con el regimen absolutista, Castillo, Alberto del, De la Puerta del Angel a la Plaza de Lesseps, Barcelona, 1945, pag. 338. Después de varios intentos, amparados en el privilegio concedido el 25 de junio de 1830, ratificado por R.O. del 17 noviembre 1834 al erigir en villa al pueblo de Gracia, con la oposición del municipio barcelonés, consiguió de nuevo su independencia el 6 de julio de 1850, Castillo, op. cit., 350

[593En 1 848 contaba 11 392 habitantes, Castillo, op. cit., 349. En 1877 ya eran 34 000 y 50 000 en 1897, Romero Maura, op. cit., 132

[594Romero Maura, ibid.

[595Nettlau, La Première…, op. cit., 510, nota 1, nos transmite la información de un casino en Gracia que junto a otros de Barcelona y España puede ser considerado como prolongación de la Alianza, ya que habían sido fundados por miembros de ella o por simpatizantes

[596Nettlau, op. cit., 434, nos suministra los nombres de los que firmaron el proyecto de Estatutos

[597Este periódico comenzó a publicarse en abril de 1886 en Barcelona. Se trasladó a Gracia en noviembre, desapareciendo casi inmediatamente. No hay datos precisos de la intervención de Hugas y Borrás en su redacción, pero lo más probable es que así fuera

[598«Nuestros propósitos», n.1 (18 abr. 1886), 1

[599«El hombre lo es todo», id., 1-2

[600«Organización y autoridad», La Justicia Humana (Barcelona), n.8 (25 nov. 1886), 1. El n.7 de este periódico donde desarrollaban ampliamente estas ideas no ha llegado hasta nosotros. Le Révolté (París), IX, n.13(2-8 jul. l887), 3, afirma a su vez que «L’organisation, c’est-à-dire le groupement des organes pour un fonctionnement vital est toujours le produit d’une évolution spontanée: dans les plantes, dans les animaux, les molécules s’associent, se déplacent, se groupent à nouveau sans q’un maître leur commande la besogne; il en est de même pour les sociétés, elles s’organisent d’elles mêmes par le libre jeu de leurs volontés.» Temma Kaplan, op. cit., pag. 230, reproduce esta cita traducida al castellano, asegurando que «Le Révolté» la toma a su vez de La Justicia Humana. Esta autora es inducida a error por la carta que precede a este pasaje y en la que un antiguo redactor de este último periódico (seguramente Martín Borrás) obligado a abandonar Barcelona a raíz de la publicación del primer número, instaba a los redactores de Le Révolté a precisar sus ideas sobre la organización, ya que de lo contrario éstas podían prestarse a confusión, como de hecho así estaba sucediendo en Barcelona.

[601Apareció el 2 de junio de 1888

[602Cesar M. Oliveira, «La prensa obrera en el Portugal del siglo XIX (1852-1905)», Revista de Trabajo (Madrid), n.49-50 (ene./jun. 1975), 113-137

[603De esta publicación no nos ha llegado ningún ejemplar, pero La Federación, reprodujo un artículo del primer número por el que fue denunciado y secuestrado y hecho desaparecer. Vid. apéndice documental], no volvió a intentarse la edición de otro periódico hasta la aparición de El Socialismo a mediados de la década de los ochenta. A pesar de que esa ciudad contaba con un fuerte núcleo internacionalista[[<604>Termes, op. cit., 126, 128 y 146

[605Las violentas represiones contra el anarquismo se volverían a reproducir a raíz de los sucesos de Jerez de 1892 «y tras la implantación del sufragio universal, el movimiento obrero de la provincia se expresa, al parecer, a través del republicanismo», Cfr. Brey, «Catálogo de la prensa obrera gaditana…», op. cit., 282

[606Alvarez Junco en Lorenzo, op. cit., pag. 455, nota 103, muestra un breve cuadro de su vida. Véase también Vallina, Crónica de un revolucionario, París, 1958

[607El Socialismo (Cádiz), n.65 (16 jun. 1890), cit., por Arbeloa, «La prensa obrera en España», Revista de Trabajo (Madrid), n.30 citado, pags. 180-181

[608Recordemos de pasada que a mediados de 1886 únicamente se publicaba un órgano anarco-comunista La Justicia Humana. El resto de periódicos que en su momento veían la luz eran casi todos decididamente anarco-colectivistas: Bandera Social, El Grito del Pueblo, La Lucha Obrera y El Cuarto Estado (de los dos últimos no conocemos ejemplares); Los Desheredados mantenía una posición ambigua y La Asociación, aunque anarcocolectivista, no terciaba en la polémica. El Socialismo mantuvo una posición neutral. La Tramontana comenzaba a tomar rumbos propios

[609Debió aparecer alrededor del 24 de julio. Unicamente conocemos el n.11 del 2 de octubre

[610n.5 (5 ago. 1886), 7] dio puntual cuenta de la recepción de su primer número. Analizando su programa afirmaba que estaba impregnado de aguda y sabrosa sátira diciendo que venía «de las horribles y tenebrosas regiones del averno» y que iba «a reintegrar al hombre en la plenitud de sus derechos, a combatir la injusticia y la tiranía bajo todas sus formas y aspectos políticos y económicos, a decir al pueblo ese Lázaro eterno de las fatalidades sociales y jurídicas: ¡Levántate y redímete![[<611>El Condenado, cit. por El Grito del Pueblo (S.M.P.), número citado

[612n.8 (26 ago. 1886), 5-6

[613Así mismo ignoramos quien era tal personaje. Max Nettlau, La Première…, op. cit., pag. 517, se muestra igualmente perplejo. Es probable que fuera un seudónimo

[614n.18 (4 nov. 1886), 4-5

[615«… Pero como para su creación a diario no se ha consultado a colectividades de distintas escuelas, ya para su vida material o para elegir más o menos su cuerpo de redacción, de aquí nuestras frases y hasta dudas, pues sería doloroso que mañana (…) hiciera un cambio de propaganda y conducta, y como es creado por particulares, ningún derecho de reclamación cabría a las colectividades que desde un principio le prestaron su incondicional
apoyo.» Ibid.

[616Luis Lalucat era redactor de este periódico. Así lo afirma al menos La Justicia Humana en su número 8 (25 nov. 1886), al dar noticia de su encarcelamiento

[617«Nuestros compañeros del círculo La Regeneración de Barcelona trabajan con actividad para dar a luz diariamente un periódico que mantenga nuestras doctrinas…», Bandera Social (Madrid), n.87 (18 nov. 1886), 2, y también, n.89 (2 dic. 1886), 2-3. Igualmente Acracia (Barcelona), n.11 (nov. 1886), 133 y sgs. El Grito del Pueblo (S.M.P.), n.19 (11 nov. 1886), 7, informa de las lamentaciones de El Condenado al conocer la noticia de la próxima aparición del nuevo diario. Alude al mismo tiempo a la conversación que mantuvieron I. Cuadrado y la redacción de aquél cuando lo visitaron en la cárcel (lamentablemente no hacen ninguna alusión al tipo de conversación, pero es de suponer que versara sobre el diario y la posibilidad de que Cuadrado les apoyara. Las negociaciones seguramente fracasaron). El nuevo diario anunciado tardaría todavía tres meses en aparecer con el nombre de El Productor

[618El Grito del Pueblo, n.20 (18 nov. 1886), 8, da la noticia de esta nueva conversión. Ignoramos cuando desapareció, pero es probable que el encarcelamiento de su director el 10 de noviembre fuera una de las causas que la precipitó

[619La Première…, op. cit., 502-503

[620nota 54, pags. 651-652 del libro de Nettlau citado

[621Alvarez Junco, La Ideología…, op. cit., 361. Este escrito es importante por varias razones. Confirma sus posiciones de intermediación entre ambas tendencias: «No entraremos a discutir cual de ambas lleva más razón, porque entonces la falta sería manifiesta». Asegura que la polémica se desató por la publicación de la obra de Teobaldo Nieva: «No han sido los periódicos de dichas escuelas los que han dado motivo para levantar la polvareda entre ellos, sin duda no se daba a sus escritos suficiente importancia, cuando han esperado que la obra de Teobaldo Nieva sirviera de motor para entablar la lucha.» Esta obra a que se refiere El Condenado era seguramente, Quimica de la cuestión social, o sea, organismo científico de la revolución, Madrid, 1886, 362 pags. (reseña en Acracia (Barcelona), n.9 (sep. 1886), 103-104, por T[árrida]). Esta misma revista, n.7 (jul. 1886), 64-69, había publicado el cap. V de la obra inédita de Nieva, Capacidad revolucionaria de la clase obrera, titulado: «Colectivismo y comunismo». Pretendía demostrar que la diferencia entre ambas escuelas era una simple cuestión semántica, pero lo que estaba en discusión era la problemática organizativa de mucha mayor trascendencia para el desarrollo del movimiento anarquista, tanto como del movimiento obrero.
Al insertar este artículo de El Condenado, La Justicia Humana, confesaba: «Aplaudimos los buenos deseos del colega, pero no le arrendamos las ganancias, si cree a pie juntitos que las colectividades han de corresponder a la dilucidación de estos dos principios, aunque sentados sobre la misma base de la anarquía, antagónicos en sus detalles.», n.8 (25 nov. 1886), 2
En esa misma página inserta otro artículo de aquel periódico lamentándose de que a raíz de su aparición diaria, los colectivistas se hubieran puesto de acuerdo para crear ellos un periódico diario, concluyendo en su tono conciliatorio habitual: «Dejemos el paso libre; no pueda jamás decirse de nosotros que por nuestra terquedad se ha producido el menor disgusto en la familia obrera; no aticemos la tea de la discordia, puesto que no nos anima la idea de venganza.»
Esta misma polémica, suprema contradicción del anarquismo - y en definitiva de todo grupo revolucionario - entre organización estable y revolución triunfante, estará presente a lo largo de toda su historia, adoptando en cada momento preciso formas propias

[622Nos referimos a Revista Social de Sans y a Juan Serrano Oteiza. Este murió el 26 de marzo de 1886. Véase, Nettlau, La Première…, op. cit., 485 y una sucinta biografía por Alvarez Junco, en Lorenzo, El Proletariado, op. cit., pag. 444, nota 5

[623A raíz de su detención por la publicación en el órgano que él dirigía del artículo, «Las ocho horas», se abrió una suscripción a su favor y a la de su compañera que había tenido un aborto provocado por aquella causa. En las páginas de El Grito del Pueblo puede seguirse la masiva respuesta que dicha suscripción provocó

[624Ignoramos el momento preciso en que se trasladó a Barcelona, pero lo más probable es que lo hiciera a raíz del congreso de Barcelona de 1884, conocido como el de «Los Aventinos»

[625Aunque planteado como hipótesis se podría adelantar que El Grito del Pueblo intentaba, de algún modo, controlar el censo de periódicos anarco-comunistas. A pesar de que el balance les era todavía favorable (contaban en 1886 con - al menos - cuatro periódicos y una revista), comenzaban quizá a intuir que la batalla sería dura y de resultado incierto. Es indudable que ambos se odiaban, quizá se temían, pero sobre todo se ignoraban

[626«El n.11 de nuestro humilde semanario ha sido denunciado por el fiscal dedicado a tan entretenida tarea (…) El escrito es “Las ocho horas”. Han secuestrado siete números que quedaban en la redacción y a estas horas nuestro compañero I(ndalecio) C(uadrado) del C.R. está en camino de la cárcel», El Grito del Pueblo, n.13 (30 sep. 1886), 1.
Véase también El Condenado (Barcelona), n.11 (2 oct. 1886), 3. Sobre la campaña por las ocho horas, embrión de lo que posteriormente sería el Paco de Unión y Solidaridad, véase, Alvarez Junco, La Ideología…, op. cit., pags. 547 y sgs.

[627Fueron denunciados los escritos «A los albañiles, carpinteros y lampistas de España» y «La última hora» aparecidos en el n.17. Vid. El Grito del Pueblo, n.20 (18 nov. 1886)

[628Desaparecieron casi al mismo tiempo El Condenado, La Justicia Humana y El Grito del Pueblo