Con el rápido triunfo del golpe de Estado de Primo de Rivera, quedó instaurada en España la dictadura. Las garantías constitucionales fueron suspendidas sine die, quedando sujetas las publicaciones periódicas a la previa censura militar.
Por lo que respecta a los órganos anarquistas se procedió a suprimir algunos radicalmente, mientras otros proseguían su tarea sometidos a un control bastante severo, con criterios muy particulares [1301].
Las publicaciones anarquistas que suprimió la dictadura o decidieron suspender sus tareas por no verse obligados a someterse a la previa censura, fueron: Crisol [1302] de Barcelona; Alba Social de Valencia; Cultura y Acción de Zaragoza; Redenciónde Alcoy [1303]; Boletín Oficial de Canet de Mar; El Libertario de Madrid; Páginas Libres de Sevilla en su 2ª época; Solidaridad Obrera de Gijón en su 3ª época; Germinal de Sabadell; Alba Roja de Cádiz.
Otros periódicos fueron suspendidos pocos meses después, como Solidaridad Obrera de Barcelona a finales de mayo del año siguiente. En otros casos la dictadura intervino personalmente al poco tiempo de instaurarse ésta. A mediados de octubre los sindicatos de Manresa son clausurados y su órgano El Trabajo suspendido. Esto provocó una tremenda desorganización.
«Contando nuestra organización antes de esta suspensión momentánea, con la afiliación del noventa por ciento de los obreros manresanos, bastó que unos poderes, unas autoridades rompieran contra nosotros en un momento dado y por una causa cualquiera, para que se redujeran los efectivos disciplinados, a un número tan ínfimo [que apenas si cubrían las necesidades delos presos] [1304]»
Pero de nuevo, pasada la tempestad, comenzaron los trabajos de reorganización. En enero del año siguiente reapareció El Trabajo con el mismo ímpetu que antes de la forzada interrupción [1305]. Sin embargo no podría llevar a cabo su cometido. De nuevo la represión entró en acción y barrió con el periódico y muy probablemente con los últimos restos de organización manresana [1306].
Entre las publicaciones que soslayaron la dictadura con mejor o peor fortuna, sobreviviéndola total o parcialmente se encuentran: Generación Consciente de Alcoy, que al contrario que Redención de la misma ciudad pudo continuar sin muchos problemas; La Revista Blanca de Barcelona; Solidaridad Obrera de La Coruña; La Voz del Cantero de Madrid [1307]; Helios de Valencia; Acción Social Obrera de San Feliu de Guixols; Cultura Obrera de Palma de Mallorca [1308].
Dentro de los periódicos anarquistas publicados bajo la dictadura, la profesora Renée Lamberet incluyó en su catálogo una cabecera con nombre sonoro: El Escándalo de Barcelona [1309]. Con toda seguridad ningún ejemplar de este periódico cayó en sus manos. Probablemente se dejó influir por la propaganda que La Revista Blanca le hizo con ocasión de la inclusión en las páginas de aquel periódico de un trabajo de Federico Urales sobre el movimiento obrero.
Recientemente, Eloy Fernández Clemente, en un trabajo sobre la dictadura de Primo de Rivera y la prensa [1310], incluye - siguiendo a Lamberet y seguramente sin haber consultado tampoco dicho periódico - esta publicación entre la prensa anarquista publicada bajo la dictadura.
El Escándalo es exactamente la antítesis de un periódico anarquista. En la presentación de un trabajo de Francisco Madrid sobre las drogas, «La Tragedia de los Paraísos Artificiales», decía textualmente:
«El periodismo tiene una participación evidente en la vida pública (…) El Escándalo es un título para poder provocar equívoco (…) Es necesario “epatar” a la opinión, es necesario sugestionar al público para obligar a éste a que compre el periódico y lo lea (…) El Escándalo responde a una doctrina, a una práctica periodística, a un concepto del periodismo moderno.»
En resumen - según nuestra opinión - este semanario entraba dentro de la órbita del sensacionalismo. Muy probablemente el conocido periodista Francisco Madrid [1311], fue su director o al menos uno de sus redactores más destacados. Publicó, además del trabajo citado, otros muchos; entre ellos un estudio sobre «Los bajos fondos de Barcelona», escrito al estilo de su novela «Sangre en Atarazanas».
Como ya hemos apuntado, Federico Urales incluyó un estudio sobre el movimiento obrero que más tarde sería íntegramente reproducido en La Revista Blanca que él mismo dirigía [1312].