Como ya dijimos al hablar del semanario Redención de Alcoy [1338], el grupo editor del periódico, cada vez más interesado por los aspectos filosófico-culturales del anarquismo, optó por diversificar sus tareas, separando del semanario - órgano de lucha y de expresión del sindicalismo anarquista básicamente - los aspectos más propiamente culturales - teoría sexual, higiene, filosofía, etc.
Para ello fundó, en junio de 1923, la revista mensual Generación Consciente, destinada a adquirir con el tiempo y el esfuerzo de sus redactores una importancia considerable en el movimiento anarquista e incluso fuera de éste.
La dictadura detuvo el camino de Redención, pero permitió que la revista continuara, aunque no sin recibir sus «caricias». En noviembre, las autoridades clausuraron el local donde estaba instalada la redacción y la biblioteca [1339]. Desaparecidas las causas del cierre, la revista volvió a publicarse a partir de febrero [1340]. Nuevas medidas represivas adoptaría la Dictadura. En diciembre de 1928 los redactores se vieron obligados a cambiar el nombre de cabecera, transformándola en Estudios, «por un serio inconveniente, motivado por el período excepcional que atraviesa España. [1341]»
Esto no significó, en absoluto, un cambio de orientación ideológica. Tan solo se había pretendido que la imagen fuera distinta. Así lo señalaban los redactores:
«Inútil creemos añadir que la significación moral de la Revista, su ideología y su criterio eugénico, su obra de superación mental y física seguirá siendo la misma (…) Con uno u otro título (…) esta Revista estará siempre consagrada a difundir entre el pueblo todas las inquietudes del pensamiento renovador y fecundo, a la creación de una generación sana y culta, pletórica de vitalidad y de entereza ideal. [1342]»
En estas sencillas frases se encierran los objetivos que fundamentalmente perseguían los redactores y que supieron cubrir con creces [1343].
Con todo, a pesar de los esfuerzos del grupo editor, las dificultades para llevar adelante el proyecto aumentaban constantemente. Como siempre, el problema económico será su principal enemigo, así como los paqueteros y corresponsales morosos. Con un déficit cada vez mayor, solo enjugado por la aportación voluntaria de algunos entusiastas [1344], en junio de 1925 se trasladó a Valencia [1345].
Para paliar estas dificultades se fundó una biblioteca y se llevaron a cabo esfuerzos suplementarios editando números especiales y almanaques. Los éxitos de venta alcanzados por éstos contribuyeron parcialmente a seguir manteniendo la revista [1346].
Isaac Puente - uno de sus principales redactores [1347] - se hizo eco de la propuesta de Goñi tendente a la unificación de publicaciones en los medios anarquistas como forma de solucionar los problemas económicos. Sin embargo esta iniciativa fue mayoritariamente rechazada por considerarla excesivamente centralizadora. En este punto afirmaba Puente:
«Sospechar que el grupo director pueda imponer su criterio autoritario y cerril es dudar de la honradez ideológica de los camaradas, y con esta desconfianza es claro que no se va a ninguna parte (…) Las cuatro revistas que gozan del favor de los lectores, Revista Blanca, Generación Consciente, Ética y El Libro Popular, representan sectores distintos, tratan cuestiones diferentes, dentro de las cuales cada editor podría gozar de plena autonomía. Los que hoy las rigen son los más indicados para dirigir las respectivas secciones dentro de la Revista Unificada, que cobraría así un valor inapreciable por lo completa y variada. [1348]»
A pesar de los esfuerzos de algunos sectores, la iniciativa quedó sin efecto y Generación Consciente debió continuar su trayectoria por sus propios medios, obligada a cambiar su cabecera por Estudios en diciembre de 1928, por presiones de la dictadura.
El tiempo que media entre las dos etapas de La Revista Blanca - 18 años - difícilmente pudo ser cubierto por otras experiencias parecidas. Hubo intentos, tal como hemos visto en capítulos anteriores, de editar una revista teórica anarquista, pero todos acabaron en fracaso.
Para Federico Urales el secreto de que una revista tuviera éxito radicaba en sus aspectos de actualidad, sinceridad y compromiso con la realidad circundante. Tal como afirmaba:
«La Revista con sus escritos ha de dar la impresión del momento en que se publica (…) Es preciso sentir todos los problemas que agitan al mundo e interesarse por ellos, interesarse vivamente, carnalmente; no pensando en el aplauso de amigos, sino en la verdad de lo que se dice, en el bien que con ello se hace… [1349]»
Por causa de sentencia de extrañamiento o destierro por sus cuitas con la Compañía Madrileña de Urbanización, Federico Urales se vio precisado a trasladarse a Barcelona, reuniéndosele su familia poco después [1350].
Muy pronto sus inquietudes editoriales se manifestarían nuevamente. En junio de 1913 publicaron una circular en la que exponían sus deseos de editar El Hombre Libre «que sería como un anticipo de La Revista Blanca en su segunda época… [1351]» Prematuro anticipo, ya que este periódico nunca vio la luz y la revista aún tardaría diez años en aparecer. Surgió efectivamente en las mismas fechas que Generación Consciente y, como ésta, llegaría a alcanzar una gran importancia en los medios anarquistas, rememorando pasadas glorias.
Sus propósitos eran en todo similares a los de su antecesora:
«Hacer de ella un eco internacional de la idealidad libertaria en sus manifestaciones científicas, artísticas y filosóficas, y acrecentar la expansión de aquel mismo ideal por medio de la novela, método nuevo y de gran eficacia… [1352]»
Esta nueva modalidad de propaganda que representó «La Novela Ideal» o «La Novela Libre», dio resultados sorprendentes. Sus amplias tiradas a precios muy reducidos las hicieron accesibles a amplios sectores de trabajadores, con lo cual se conseguía extender la propaganda anarquista y al mismo tiempo conseguir un soporte financiero suficientemente sólido para que la revista pudiera vivir sin problemas [1353].
Además de las colecciones de novelas se editaron también libros que en algunos casos alcanzaron varias ediciones.
En esta ocasión el grupo editor, que como anteriormente lo componía Federico Urales y Soledad Gustavo, se vio aumentado con la hija de ambos, Federica Montseny. Pronto daría muestras de sus excepcionales cualidades como propagandista y sus dotes oratorias la convertirían en uno de los más caracterizados exponentes del anarquismo militante.
La Revista Blanca al igual que Generación Consciente/ Estudios, contribuyeron cada una en su campo específico a difundir y a mantener viva la idea anarquista bajo la dictadura, en condiciones sumamente difíciles para el movimiento. Las razones que tuvo ésta para no importunar excesivamente sus tareas, salvo en consabido sometimiento a la previa censura militar, responden quizá a las especiales características de la propia dictadura.
Bajo esta perspectiva, la labor cultural que llevaban a cabo ambas revistas no podía ser considerada subversiva para el régimen [1354]. Este trataba de encuadrar al movimiento obrero dentro de unas determinadas directrices. Impedir por todos los medios las luchas obreras y sobre todo las huelgas, potenciando la negociación a través de los Comités Paritarios.
Siempre que no abordara estos campos, considerados conflictivos, la propaganda podía desarrollarse sin muchos problemas. De ahí que mientras los periódicos y revistas eran frecuentemente censurados, se permitiera la circulación, sin demasiadas trabas, de libros y folletos de propaganda radical.
Fueron las revistas de más larga duración en la órbita del periodismo anarquista [1355].
La Revista Blanca suspendió sus publicaciones al iniciarse la guerra civil [1356] y si Estudios aún las continuó no fue más allá de junio de 1937 [1357].