El órgano de los corcho-taponeros gerundenses, Acción Social Obrera [1374], tuvo la posibilidad de soslayar la dictadura sin mayores problemas [1375]. Su publicación fue regular hasta octubre de 1927; en esa fecha, por decisión gubernamental, el periódico fue suspendido [1376]. Igual suerte había corrido, unos meses antes, El Despertar Marítimo que había comenzado a publicarse en Vigo, como órgano de la Federación Regional Marítima de la CNT, en diciembre del año anterior [1377]. Lo mismo le sucedería a Solidaridad Obrera de Santiago.
Con estas suspensiones, prácticamente desaparecían los últimos portavoces anarcosindicalistas que aún continuaban publicándose bajo la dictadura.
Los dos primeros periódicos citados pusieron todo el empeño en volver a publicarse. El proceso de reorganización cenetista que se inició en el año 1928 favoreció estos intentos. El primero en reaparecer fue el semanario vigués, pero lo haría con su cabecera ligeramente modificada: ¡Despertad! [1378]. Unos meses después Acción Social Obrera hizo lo propio, como 2ª época [1379].
Ambos periódicos, por la especial situación en que la organización confederal se encontraba, pasaron a convertirse en protagonistas de los diversos proyectos que se plantearon para tratar de salir de la crisis organizativa. En líneas generales sirvieron para fijar las posiciones de los diferentes grupos de presión en el seno de la CNT.
Situados geográficamente en puntos diametralmente opuestos de la Península, asumieron la tarea de la reorganización confederal, que presentaba serios problemas de divergencia ideológica difíciles de armonizar.
Pero como bien señala Elorza [1380], pronto comenzaron a hacerse apreciables las diferencias entre ambos, a pesar de su apertura y del amplio reconocimiento de la libertad de expresión hacia todas las opiniones:
«Mientras el semanario vigués se orienta implícitamente hacia la fórmula de reorganización que propondrá Pestaña a partir de la Unión de Militantes - hecho visible a través de unos editoriales, colocados bajo el signo del sindicalismo revolucionario - Acción social obrera se inclina en la misma medida hacia la postura representada por Peiró y el Comité Nacional, ofreciéndole una y otra vez la primera plana para sus editoriales. [1381]»
El proyecto posibilista de Pestaña entraba de lleno en la necesidad de reorganización de los sindicatos sobre bases diferentes, ya que se veían imposibilitados de actuar con la estructura orgánica de antaño [1382]. Esto presuponía una revisión del contenido ideológico de la CNT, frontera que José Villaverde no traspasaría, a pesar de que sus ideas eran muy afines con las de Pestaña.
Las posiciones de Peiró, muy próximas a Pestaña en el anterior debate sobre anarquismo y sindicalismo, se distanciaron de forma notable en este nuevo enfrentamiento ideológico [1383]. Con su rechazo absoluto del proyecto pestañista, fue seguramente el factor decisivo en el fracaso de la Unión de Militantes que éste proponía [1384].
Esta polémica no resuelta se reproduciría, desde otra perspectiva, bajo la II República, dando lugar a la escisión trentista.