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Capítulo 4º

4.2/ Los primeros de mayo y la agitación obrera: Intentos de reorganización

La progresiva desorganización del movimiento obrero español de tendencia anarquista a partir de la disolución de la FTRE, fue momentáneamente detenida por la confluencia internacional en la celebración de los primeros de mayo. En España - al igual que en el resto de Europa - el primer primero de mayo se celebró en 1890, decidido en el congreso de París del año anterior [670]. Las tácticas socialistas y anarquistas se dividieron casi de inmediato. Mientras los primeros abogaban por una masiva manifestación obrera, seguida de un pliego de peticiones al gobierno, para apoyar la reducción de la jornada de trabajo. Los segundos apoyaron decididamente la huelga general, como único medio de conseguir la jornada de ocho horas.

Todos los periódicos anarquistas que en ese momento se publicaban [671], se pusieron sin reservas del lado de la huelga, que alcanzó especial virulencia en este primer 1º de mayo [672].

Como consecuencia El Productor sufrió una suspensión de dos meses [673]. La Víctima del Trabajo de Valencia vio asaltada su redacción, siendo suspendido por más de tres meses [674]. Igual suerte le cupo a El Jornalero [675].

El Pacto de Unión y Solidaridad celebró un congreso en 1891 [676] y conocemos referencias del mismo hasta 1893. La celebración de los primeros de mayo siguieron la misma tónica del primero hasta ese mismo año, en que es visible la decadencia. Los espectaculares atentados de 1893 contribuyeron a destrozar en mil pedazos estos tímidos intentos de reorganización que en esencia significaron el fracaso de unas tácticas que se habían demostrado inoperantes.

Progresivamente fueron desapareciendo los periódicos que habían sido testigos directos de la lenta decadencia organizativa del movimiento obrero y se vieron totalmente incapaces de superar los viejos moldes.

Los Desheredados [677], apareció con motivo de la celebración del 1º de mayo. Pocos meses después - en julio - dejaba de publicarse.

En mayo de 1891 fueron colocadas tres bombas en la Alameda de Cádiz. La policía detuvo a los más significados anarquistas, entre los cuales se encontraba Fermín Salvochea [678]. Como consecuencia El Socialismo - con todos, o gran parte, de sus redactores en la cárcel - cesó en sus publicaciones.

A raíz del atentado de Paulino Pallás al general Martínez Campos, los impresores de Barcelona se negaron a que El Productor fuera editado en sus talleres [679].

El vacío dejado por estas publicaciones intentaría ser ocupado por otras de un cariz muy diferente. La confianza en la inmediata revolución social sería su nota más destacada [680].

4.2.1/ La Anarquía y La Idea Libre de Madrid. El Corsario y El Productor de La Coruña

Paralelo a la desaparición de los periódicos anteriormente citados, comenzaron a surgir otros con el propósito definido y concreto de continuar propagando la ideología anarquista.

El clima de violencia que fue haciéndose cada vez más angustioso a partir del inicio de la década de los noventa, no favoreció precisamente sus objetivos.

Las constantes persecuciones a los anarquistas entre los cuales habían muchos corresponsales de estos periódicos, hacía que su vida se viese sometida a una precariedad económica difícil de superar.

A un mes de la suspensión de El Productor de La Coruña, la imprenta «El Progreso» lanzó una hoja [681] con el extracto de cuentas de la misma. En esta hoja se incluye un manifiesto «A los habituales lectores del Corsario y Productor».

En primer lugar afirmaban no saber como habían llegado hasta allí, sobre todo a partir de junio [de 1896]. únicamente el haber tenido imprenta propia les había permitido mantenerse.

«La situación económica de nuestra prensa es en general precaria, porque como no vive del chantage ni de ninguna clase de mercantilismo y sus sostenedores son los desheredados (…) Y por ende, compañeros corresponsales presos, huidos otros, perseguidos con saña todos, y ferozmente acorralados cuantos compañeros podían cazar…»

Y esto que ocurría en Barcelona se extendió a toda España quedando muy pocos lugares en que no se hubiera dejado sentir el rigor policial. El periódico y sus lectores eran perseguidos. La represión se extendió incluso al exterior, a América Latina, sobre todo.

Todo este estado de cosas generalizado hizo que se dificultasen las relaciones, ya que no se podían realizar libremente por temor a la represión. Consecuentemente la distribución de los periódicos comenzó a reducir su área de influencia y se limitó su espacio geográfico hasta casi reducirlo a la localidad donde físicamente se editaba.

«Asi, pues, hay que obrar con cautela y hacer el máximo de propaganda con el mínimo de peligro posible.»

Mostraban, por último, su interés de continuar la propaganda por los medios a su alcance, aún sin disponer de periódico.

La Anarquía continuadora de la tradición periodística de los anarquistas madrileños, apareció a mediados de 1890 [682]. En su programa pueden apreciarse reminiscencias colectivistas muy atenuadas [683], las cuales irían diluyéndose en un anarquismo sin programa hasta desembocar en el de La Idea Libre, continuadora de aquel. Quien afirma expresamente carecer del mismo porque no son ni profetas ni legisladores. A tenor de los tiempos aspiraban a «coadyuvar, por medio de la propaganda razonada y científica, a llevar al conocimiento del mayor número la necesidad imperiosa, justa irrebatible de transformar las bases antinaturales que sustentan esta sociedad… [684]»

Era «Ernesto Álvarez de regular estatura, de barba castaña recortada, como la lleva la mayoría de las gentes y sin que sus cabellos tengan nada de melena ni por lo negros ni por lo largos.»

Esto insertaba El Globo en sus páginas en respuesta a una semblanza caricaturesca publicada por La Época:
«El director de La Anarquía, Ernesto Álvarez, principal agitador de Madrid, es de pequeña estatura, una larga barba apostólica, casi blanca y sus cabellos caen en desarregladas melenas sobre sus orejas. [685]»

En esos momentos se encontraba en la cárcel [686]. Las sucesivas denuncias que recaían sobre el periódico [687], a lo que sumaba en esta ocasión la detención del director, obligaban en ocasiones a suspenderlo por un tiempo. En estas condiciones se vieron constreñidos a suspender definitivamente en junio de 1893, por problemas económicos.

En abril del año siguiente de nuevo tomaban la iniciativa. Imposibilitados de hacer uso del antiguo nombre por causa de la represión contra el anarquismo, adoptaron el de La Idea Libre [688]. De línea similar si no igual a su antecesor mantuvo, en la medida de sus posibilidades, la propaganda ácrata. Colaboraron en él anarquistas de toda España y sirvió de fermento aglutinador de los pocos núcleos anarquistas que todavía quedaban en Madrid.

Sorteando como podía las denuncias que le caían o las suspensiones por causa de los atentados [689], llegó a adquirir una vitalidad inesperada. Le cupo el triste honor de ser el único periódico anarquista que se publicó entre agosto de 1897 y enero de 1898 [690]. Al calor del resurgir del movimiento anarquista en Francia, donde Le Libertaire se planteó su transformación en diario [691], La Idea Libre, difusor de la noticia en España, lanzó la propuesta de iniciar las gestiones para la edición en ésta de un periódico diario [692].

Leopoldo Bonafulla acogió la idea con gran entusiasmo. Desde Marsella donde se encontraba exiliado, escribió varios artículos en apoyo de la iniciativa [693]. Pero las dificultades económicas por las que atravesaba el periódico madrileño no permitían acoger empresas de tamaña envergadura [694].

Hasta tal punto se vio en apuros que tuvieron que tomar la determinación de trasladarlo a Valladolid, donde algunos grupos se habían ofrecido a hacerse cargo del mismo [695]. Con el traslado transformó su nombre en el de La Protesta.

Algunos meses antes de que en Madrid apareciese La Anarquía, los anarquistas gallegos iniciaron en La Coruña la publicación de El Corsario [696]. Al igual que los anarquistas madrileños, decidieron continuar la intensa labor propagandística desarrollada durante la I Internacional [697]. Esta voluntad se vio truncada en numerosas ocasiones.

Las condiciones de represión que se vivieron a raíz de los atentados de Pallás y Santiago Salvador suprimieron el periódico de un plumazo. Y las precarias condiciones económicas lo mantuvieron en esa situación a lo largo de nueve meses.

En febrero de 1894 publicaron un suplemento en el que se plantearon la necesidad de seguir editándolo: «¿Podremos continuar con esta publicación después de un período más o menos largo de suspensión? [698]»

De lo que sí estaban convencidos era de que debían continuar la propaganda y la ayuda a los presos que ya se contaban por centenares. De esta forma en septiembre de 1894 sale de nuevo [699], «volvemos hoy con más bríos que nunca, animados del más entusiasta espíritu batallador (…) Somos anarquistas, sí, y todas nuestras fuerzas físicas morales e intelectuales son para la Anarquía…»

Dado que las denuncias no eran suficientes, las autoridades presionaron a los impresores de la localidad para que se negaran a imprimirlo. Ante esta nueva situación planteada se vieron en la tesitura de aceptar pasivamente la medida - tal como le ocurrió a El Productor de Barcelona - o adquirir los medios necesarios para confeccionar el periódico y no tener que depender de las imprentas burguesas. De este modo nació la imprenta «El Progreso» [700].

La suspensión definitiva fue decidida por sus mismos redactores, justificando esta medida por la aprobación de la ley de represión del anarquismo [701].

Con todo, al cabo de poco más de una semana decidieron intentarlo de nuevo y sacaron a la luz El Productor, que apenas llegó a alcanzar cinco números [702].


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[670Como es bien sabido se eligió esta fecha en recuerdo de las luchas que los obreros norteamericanos iniciaron el 1º de mayo de 1886 para conseguir las ocho horas. Con las trágicas consecuencias de varios anarquistas ajusticiados. A partir de entonces se conocerían como los mértires de Chicago. Véase, Joaquim Ferrer, El primer «1º de Maig» a Catalunya, Barcelona, 1975 (2ª), pag. 27 y sgs.

[671El Productor, La Víctima del Trabajo, El Jornalero, La Alarma, Los Desheredados, La Tramontana, El Socialismo

[672Pueden seguirse las vicisitudes de la misma en Ferrer, Joaquim, El primer…, op. cit., pag. 85 y sgs.

[673Entre mayo y julio. Vid. «La suspensión de El Productor», n.198 (4 jul. 1890), 1

[674«Los acontecimientos de mayo han forzado a suspender temporalmente sus publicaciones», El Productor (Barcelona), 200 (18 jul. 1890), 2; «La redacción del periódico fue ocupada por los tribunales de justicia…», La Víctima del Trabajo (Valencia), n.8 (26 jul. 1890)

[675El Productor (Barcelona), n.200 citado y La Víctima del Trabajo (Valencia), n.8 citado

[676«El congreso amplio» (propuesta de convocatoria con inclusión del orden del día), El Productor (Barcelona), n.226 (8 ene. 1891), 1. El congreso se reunió el 22 de marzo desarrollándose en días posteriores. Entre sus resoluciones destaca la adhesión al 1º de mayo, El Productor (Barcelona), n.237 (26 mar. 1891), 1 y 4 y n.238 (2 abr.), 1

[677Aparecido en Sabadell en su 2ª época. El primer número es del 26 abr. 1890. Es continuación del que con el mismo título se había publicado anteriormente, vid., n.1 citado, pag. 1. A raíz del 1º de mayo de 1891 comenzó a publicarse en La Unión un periódico con este título que muy pronto desapareció

[678El Productor (Barcelona), n.262 (3 sep. 1891), 2, se hace eco de una entrevista que un periodista de La Vanguardia le hizo a Salvochea. En ella afirmaba que se había habilitado en la redacción de El Socialismo una sala de lectura y que entraban cada día más de cincuenta personas. Era absurdo pensar que con estas prácticas fueran ellos los que colocaran los petardos. Véase también «La verdad sobre lo ocurrido en Cádiz», carta que el C.R. del periódico (Manuel Cerrejón, Juan García y Fermín Salvochea), mandaron a El Productor explicando detalladamente el complot policíaco, n.266 (1 oct. 1891), 2-3

[679El atentado tuvo lugar el 24 de septiembre de 1893. El que sería el último número de El Productor se había publicado tres días antes. Vid. El Corsario (La Coruña), n.170 (8 oct. 1893), 3; La Revancha (Reus), n.3 (14 oct. 1893), 4

[680El Combate de Bilbao en su aparición exponía su plena confianza en el próximo triunfo de la revolución social. Pero no serían los anarquistas ni ningún otro partido quienes la harían: «Nadie puede afirmar que día será, pero sí que éste no se hará esperar mucho»", «A los trabajadores», n.1 (11 nov. 1891), 1

[681fechada el 18 nov. 1896

[682Su primer número es del 16 agosto

[683F. Urales, La evolución…, op. cit., pags. 14-15, inserta parte del programa. Vid., n.1 citado, pag. 1

[684«Dos palabras», n.1 (24 abr. 1894), 1

[685El Corsario (La Coruña), n.98 (17 abr. 1892), 3. Ernesto Alvarez trabajaba como corrector en El Globo

[686«Desde la cárcel modelo», La Anarquía, n.83 (13 abr. 1892), 1, relato pormenorizado de Ernesto Alvarez de su detención. Se vió envuelto, junto con otros anarquistas madrileños (Daza, Rodríguez, etc.) en el asunto de las bombas que debían volar el Congreso

[687En marzo de 1892 les cayó «¡La quinta!», La Anarquía, n.82 (31 mar. 1892), 1

[688Más concretamente habían decidido titularlo La Idea, pero ya existía, al parecer, un periódico con ese título y no estaba permitido por la vigente ley de prensa que hubiera dos periódicos con la misma cabecera. Así que se decidió añadirle lo de Libre, aunque esto - según ellos - era un pleonasmo, ya que la idea o es libre o no es idea, «Aclaración», n.1 (24 abr. 1894), 1

[689El atentado de Cambios Nuevos les costó una suspensión de más de un año

[690Estuvo suspendido entre junio de 1896 y agosto de 1897. Véase «A nuestros amigos», n.136 (6 ago. 1898), donde se traza una historia de su segunda época iniciada en agosto del año anterior

[691El 5 de febrero de 1899 este periódico se transformó en diario, cambiando su primitivo título por el de Journal du Peuple

[692«Le Libertaire diario», por E. Alvarez, n.158 (28 ene. 1899), 3

[693«El periódico diario», La Idea Libre (Madrid), 160 (11 feb. 1899), 1-2 y 164 (11 mar.), 2-3

[694«Explicación necesaria», n.165 (21 abr. 1899), 4, donde informan que dadas las dificultades económicas habían decidido suspenderla. Todavía continuarían durante algunas semanas hasta su desaparición definitiva

[695Véase el n.169 (20 mayo 1899), 4 y el n.172 (10 jun. 1899), 4 - último publicado - donde se da la nueva dirección de Valladolid

[696El primer número apareció seguramente en mayo de 1890. El primero que ha llegado hasta nosotros es el 44 del 15 marzo 1891

[697Los periódicos anarquistas gallegos son los que peor se han conservado. Muchas colecciones han desaparecido totalmente y de otras solo nos han llegado algunos números dispersos

[698«¡Salud, queridos compañeros!» (Manifiesto), «El Corsario a sus habituales lectores…» 25 feb. 1894

[699«¡En la Brecha!», n.178 (6 sep. 1894), 1

[700En el suplemento al n.212 fechado el 16 de mayo de 1895, se exponía la situación creada y la intención de adquirir imprenta propia. Todavía tardaron algunos meses en llevarlo a cabo, pero al fin lo consiguieron. Véase, «¡Hemos triunfado!», n.212 (9 ene. 1896)

[701«Despedida», n.246 (3 sep. 1896), 2

[702Apareció entre el 13 de septiembre y el 8 de octubre de 1896. Publicaron también numerosos libros y folletos a través de la biblioteca El Corsario, inaugurada con la adquisición de la imprenta, para contribuir a la propaganda